Los delitos financieros, un intrigante thriller económico que se desarrolla en un escenario global plagado de paraísos fiscales, ciberataques, y corrupción, no cesan de expandirse. Un oscuro rincón, valuado en 3,5 billones de dólares anuales según la consultora EY, se erige como el epicentro de esta trama financiera, superando incluso el PIB del Reino Unido. Con información de El País.
En octubre de 2023, el fundador de FTX, Sam Bankman-Fried, protagoniza un juicio por fraude con divisas virtuales, revelando una historia de engaño de 14.000 millones de dólares. Mientras la juventud, criptomonedas y codicia entrelazan sus tramas, paraísos fiscales persisten, ciberataques asolan con un costo de 945.000 millones de dólares, y el banco de inversión Goldman Sachs alerta sobre la amenaza “tremendamente destructiva” de un ataque digital al sistema eléctrico de Estados Unidos.
La corrupción, costándole a Latinoamérica 200.000 millones de dólares anuales, y delitos ambientales, generando 281.000 millones de dólares en ganancias, añaden capítulos sombríos a este relato. Con flujos financieros ilícitos dejando al África subsahariana empobrecida, se profundiza la desigualdad.
Culpable de siete cargos de fraude el fundador del mercado de criptomonedas FTX
En un film en blanco y negro de paraísos fiscales, Europa pierde 181.000 millones de dólares debido a abusos fiscales, mientras el Reino Unido, Países Bajos, Luxemburgo, Irlanda y Suiza permiten grandes evasiones fiscales. Las empresas del Ibex 35 incrementan sus filiales en paraísos, y la queja por impuestos elevados resuena, incluso frente a amenazas de reducción de inversiones.
A pesar de acuerdos internacionales, un impuesto mínimo del 15% ronda aproximadamente el 9% debido a lagunas jurídicas. Yanis Varoufakis, exministro de finanzas griego, critica que los delitos financieros más dañinos son legales, creados por los mismos abogados de los delincuentes. La fragmentación fiscal en la Unión Europea y la tolerancia hacia los crímenes financieros limitan los recursos disponibles para el ascensor social.
En este panorama, la codicia y los crímenes financieros siguen girando el globo terráqueo, desafiando la posibilidad de un cambio moral ante esta trama sin fin.
