Alejandro Betancourt, el bolichico con empresas en Luxemburgo vinculadas a investigaciones sobre lavado

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El bolichico Alejandro Betancourt. Foto Archivo

Mientras Venezuela se hundía en la crisis, Alejandro Betancourt López recorría Europa en su jet privado, efectuando inversiones de alto nivel en una empresa española de gafas de sol y en un banco de Senegal. Así lo reseña un reportaje de Nathan Jaccard (OCCRP), Antonio Baquero (OCCRP), Jay Weaver (Miami Herald), Antonio Delgado (Miami Herald), y Kevin G. Hall (McClatchy).

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Pero ese estilo de vida, de jet set, podría estar próximo a aterrizar.

Hasta ahora Betancourt ha logrado esquivar cargos penales que ya han golpeado a sus socios, acusados de saquear la riqueza petrolera de Venezuela. Pero fuentes en Estados Unidos y en España afirman que investigan a este empresario venezolano con excelentes conexiones personales, que hizo una fortuna en el sector eléctrico de su país a través de una serie de contratos obtenidos sin licitación en tiempos del gobierno del difunto Hugo Chávez.

Ahora, un grupo de periodistas descubrió una red de empresas en Luxemburgo conectadas a varias compañías que están en el centro de una investigación mundial sobre corrupción en Venezuela.

Francisco Convit fue uno de los colaboradores más cercanos de Betancourt. Ahora es prófugo de la justicia de Estados Unidos. Lo buscan por su presunta participación en una conspiración para blanquear 1.200 millones de dólares desviados de Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), la compañía petrolera estatal venezolana. Incluida una en la que el gobierno supuestamente pagó a él y a Betancourt sobreprecios de 2.900 millones de dólares para construir centrales eléctricas.

Las autoridades de Estados Unidos ya conocían muchas de estas empresas y sus jurisdicciones. Empezaron a investigar a Convit por supuestamente lavar dinero del petróleo en Miami en bancos estadounidenses. Y sabían que parte de los fondos ilícitos que se giraron de Venezuela a Europa terminaron en Luxemburgo.

Sin embargo, hasta ahora no han logrado vincular a Convit o a Betancourt con este dinero, indicó una fuente cercana a la investigación al Miami Herald, que colaboró con OCCRP y Le Monde en esta historia.

Ahora, como parte del proyecto OpenLux, periodistas descubrieron cuatro compañías de Luxemburgo controladas por Betancourt.

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Una de las firmas fue creada por una compañía neerlandesa dirigida por Convit y las cuatro están conectadas con entidades en otros países que los dos hombres controlan y que están bajo investigación por lavado de dinero.

Al menos tres de estas compañías luxemburguesas tuvieron transacciones financieras con empresas bajo investigación en Estados Unidos, dejando abierta la pregunta si hacían parte de la misma red.

Betancourt sostiene que no ha hecho nada malo.

“Los activos y las fuentes de dinero del señor Betancourt son perfectamente legales”, dijo su abogado Jon Sales en un comunicado al Miami Herald, medio colaborador en esta investigación.

“No están escondidos. De hecho, su interés por Luxemburgo ha sido divulgado públicamente para que el mundo lo vea. Es un empresario legítimo y muy exitoso que no ha infringido ninguna ley”.

Los Bolichicos

Convit y Betancourt eran amigos de infancia y estudiaron juntos en el exclusivo Instituto Cumbres de Caracas. Cuando llegaron a la mayoría de edad, Chávez, exteniente coronel del ejército, había llegado al poder y lanzado una serie de amplias reformas socialistas.

Chávez bautizó su movimiento como Revolución Bolivariana, en honor al héroe nacional venezolano Simón Bolívar, un general del siglo XIX que lideró la lucha contra España por la independencia de varios países. Pero pronto, escándalos de corrupción envolvieron la revolución y en 2013, cuando Nicolás Maduro asumió la presidencia tras la muerte de Chávez, la situación no hizo más que empeorar.

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Venezuela está ahora sumida en una crisis política, económica y humanitaria. La escasez de alimentos, medicinas y empleos, así como una brutal represión contra quienes se oponen al gobierno, han llevado a más de 5,1 millones de personas a huir del país.

Muchos de los problemas de esta nación, rica en petróleo, están relacionados con la corrupción. Aquellos que saquearon las arcas de Venezuela bajo Chávez y Maduro son conocidos irónicamente como boligarcas, mientras que un grupo de jóvenes de la élite con buenas conexiones, como Convit y Betancourt, fueron bautizados como los bolichicos.

En su página web, Betancourt atribuye su ascenso en el mundo de los negocios al “espíritu emprendedor”, pero no menciona el considerable impulso que logró por los contactos que tenía con la cúpula del gobierno venezolano.

Betancourt no tenía siquiera 30 años cuando cofundó Derwick Associates, una empresa que Convit dirigía y que recibió contratos para construir centrales eléctricas de empresas gubernamentales sin pasar por una licitación. Según un informe de Transparencia Venezuela, capítulo local de Transparencia Internacional, el gobierno pagó sobrecostos de 2.900 millones de dólares a Derwick.

Derwick Associates, así como empresas hermanas en sitios como Panamá y Delaware que han sido señaladas de corrupción, está en el corazón del imperio empresarial transnacional de los bolichicos. En una serie de cuestionables maniobras financieras, algunos beneficios obtenidos de negocios de electricidad y petróleo se canalizaron a cuentas bancarias suizas y a empresas conectadas en Barbados, Panamá y Luxemburgo.

El registro empresarial de Luxemburgo revela cuatro empresas propiedad de Betancourt que tienen vínculos con empresas de Derwick. Una empresa clave es Latin American Ventures, que hace cinco años recibió activos de una empresa de Derwick en Barbados. El traspaso se hizo a través de una “aportación en especie”, que describe una ampliación de capital que no se realiza en efectivo.

En 2011, apenas un año después de que Betancourt se metiera en el negocio de la electricidad, él y Convit aparecieron como directores de una nueva empresa, Derwick Oil & Gas Corporation, registrada en Barbados. A través de esta empresa, obtuvieron de manera silenciosa una porción de los derechos sobre siete bloques petroleros de Petrozamora en la región del Lago de Maracaibo. La operación era inicialmente una “joint-venture” con Gazprombank, una institución financiera rusa.

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Una parte de los beneficios petroleros de Petrozamora se transfirieron luego a Latin American Ventures, incorporada en 2015 en Luxemburgo con un capital de 100.000 dólares. A finales de ese año, grandes sumas se habían transferido desde Derwick Oil & Gas y el balance de Latin American Ventures mostraba activos por más de 253 millones de dólares.

Sobre el papel, Latin American Ventures es propiedad de una fundación neerlandesa llamada Stichting Administratiekantoor DOG. El director de la fundación era Convit hasta septiembre de 2018, apenas dos semanas después de que Estados Unidos lo acusara de conspiración para cometer lavado de dinero.

En los Países Bajos lo reemplazó Orlando José Alvarado Moreno, una pieza clave en el imperio empresarial de los bolichicos. Alvarado ha sido director de Derwick en Caracas y aparece como directivo en tres de las empresas luxemburguesas de Betancourt.

Operación “Money Flight”

Latin American Ventures también recibió un préstamo de 5.5 millones de dólares de una empresa llamada Vencon Holdings Investments Inc, que recibió fondos desviados de PDVSA, según una investigación que las autoridades estadounidenses bautizaron como “Money Flight Operation”.

Vencon, una empresa de las Islas Vírgenes Británicas. En la denuncia penal, las autoridades estadounidenses relacionan Vencon con Convit y con una persona que reseñan como “Conspirador 2”. En noviembre de 2019 el Miami Herald informó que el “Conspirador 2” fue identificado como Betancourt.

Ahora, fuentes judiciales españolas le indicaron a OCCRP que ese país también tiene interés en Betancourt. Testigos han señalado a Betancourt como co-conspirador en un esquema de malversación y lavado de fondos de la empresa estatal PDVSA.

“Hay personas investigadas tanto en España como en Estados Unidos que, en sus respectivas declaraciones a las autoridades, están implicando a Betancourt en la estafa a PDVSA”, dijo la fuente, añadiendo que Betancourt está bajo investigación por malversar “cientos de millones de dólares”.

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Estados Unidos también tiene la atención puesta sobre varios individuos que se aprovecharon del complejo sistema de control de divisas que funcionó en Venezuela entre 2003 y 2019.

El gobierno implementó el sistema para mitigar los daños causados por la caída de la moneda venezolana, el bolívar. A las empresas seleccionadas se les permitió comprar dólares estadounidenses a tasas bajas para importar materiales. Pero el sistema rápidamente se vio plagado de corrupción, y los beneficiarios intercambiaron esos dólares en el mercado negro a grandes márgenes.

En el marco de esta investigación solicitaron a Suiza registros bancarios de varias empresas, que incluyen a Vencon y a IPC Investments Corp, una empresa de Barbados vinculada a Betancourt, según un reportaje del sitio web suizo de investigación financiera Gotham City. Las empresas le pidieron a la justicia bloquear la solicitud, pero el Tribunal Federal Suizo ordenó entregar los registros bancarios.

En su sentencia, indicó que estas compañías eran parte de una operación en la que “gracias a pagos corruptos hechos a funcionarios venezolanos (…) se permitió la malversación de más de 4.500 millones de dólares americanos (…) principalmente a través de cuentas abiertas en Suiza”.

Aunque el tribunal no nombró a IPC Investments Corp ni a las demás empresas, éstas fueron reveladas posteriormente por Gotham City.

Los balances de Latin American Ventures muestran que transfirió 16 millones de euros a IPC Investments Corp, presentándolos como el reembolso de un préstamo.

Betancourt empleó IPC Investmet Corp como vehículo para invertir en la compañía petrolera canadiense Pacific Exploration and Production Corporation (La compañía se reestructuró y cambió de nombre en 2016 y Betancourt salió del accionariado). También la utilizó para invertir en BDK Finantial Group, un banco luxemburgués que hace negocios en África Occidental. IPC Investments Corp también ha transferido dinero a otra de las empresas de Betancourt registradas en Luxemburgo: Gainsboro Developments.

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En Gainsboro figura Alvarado, el socio caraqueño de Betancourt, como miembro del consejo de administración. La empresa ha sido usada como intermediaria para mover dinero entre las empresas offshore de los bolichicos.

Otra empresa registrada en Luxemburgo, Ming International, recibió un préstamo de 53 millones de euros de IPC Investments Corp. También tomó un préstamo del Centro Tecnológico de Turbinas, una empresa venezolana vinculada al sector eléctrico y a Derwick Associates.

Gafas de sol y vuelos privados

A través de Ming, Betancourt gestiona el 65 por ciento de las acciones de una empresa que es dueña de Hawkers, una empresa española que vende gafas de sol y de la que Betancourt es presidente.

La fuente cercana a la investigación estadounidense “Money Flight” le dijo al Miami Herald que estaba al tanto de las inversiones de Gainsboro y Ming en Andorra, España y Suiza. Pero no habían conectado directamente esas empresas con Luxemburgo.

Dijo que los investigadores no sabían nada de Latin American Ventures ni de O’Hara Financial S.A., otra compañía registrada en Luxemburgo donde Alvarado figura como auditor.

A través de O’Hara Financial S.A., Betancourt es dueño de un Dassault Falcon 2000, un jet privado con la matrícula N717FM. Según ADSB-Exchange, una base de datos cooperativa de seguimiento de vuelos, el Falcon ha volado con frecuencia en los últimos dos años.

A principios de 2020, antes de que la pandemia de COVID-19 paralizara la mayor parte de los viajes aéreos, el avión registró dos docenas de vuelos en Europa. En 2019, el Falcon realizó más de 70 viajes a ciudades europeas, incluida Moscú. Los inversionistas rusos tienen vínculos comerciales estrechos con los venezolanos. Incluso con Betancourt y Convit, a través del contrato que tenían en Petrozamora con Gazprombank.

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A finales de ese año, el 3 de noviembre, el Miami Herald publicó el primer artículo que revelaba que Betancourt era el “Conspirador Número 2”.

El 12 de noviembre, Altea Services, la sociedad que administraba las cuentas de tres de las cuatro empresas vinculadas a Betancourt, renunció a su “acuerdo de domiciliación”.

Y al día siguiente, el avión de Betancourt voló a Luxemburgo.

Altea no respondió porque tomó esa decisión, pero la ley luxemburguesa señala que los administradores deben saber exactamente quién está detrás de una empresa. Si la ley que regula las sociedades mercantiles se incumple de algún modo, se recomienda a los administradores que rescindan el acuerdo de domiciliación, según el bufete de abogados Martin Avocats, con sede en Luxemburgo.

Muchos de los vuelos de Betancourt eran probablemente viajes de negocios, pero algunos eran seguramente de placer. El Falcon ha volado a ciudades europeas como Ámsterdam, Atenas y Roma, y ha aterrizado en las Azores, un pintoresco grupo de islas portuguesas y destino turístico en el norte del Atlántico.

Mientras Betancourt volaba por Europa, su país se desmoronaba. Mientras el dinero salía de Venezuela y seguía su camino hacia empresas offshore y cuentas en el extranjero controladas por una pequeña élite, la mayor parte de la población estaba inmersa en una lucha desesperada por sobrevivir.

El año pasado, el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas informó que uno de cada tres venezolanos no tiene suficiente para comer. Según el Fondo Monetario Internacional, el número de personas que viven en la pobreza extrema saltó del 10 por ciento en 2014 al 85 por ciento en 2018.

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