La pesadilla de pasar por la frontera colombo-venezolana

Esto se convirtió en el vivir diario de esta población, hasta llegar al punto grave de normalizarlo, como también la falta de presencia del Estado colombiano y venezolano de manera integral que le garantice la protección a la población presente y flotante en esta zona.

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Foto Cortesía

Durante los últimos dos años, se ha identificado en el departamento de Norte de Santander (Colombia) la presencia de 12 estructuras armadas ilegales: 1 Grupo Armado Ilegal (GAI): Ejército de Liberación Nacional (ELN); 5 Grupos Armados Organizados (GAO): Ejército Popular de Liberación, Clan del Golfo o AGC, Los Rastrojos y tres grupos armados postFarc; además de 5 Organizaciones criminales: Cartel de Sinaloa, Banda La Línea, Banda La Frontera, Los Evander y Tren de Aragua. Así lo reseña un reportaje de El Espectador.

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De acuerdo al informe, en el paso fronterizo en Río de Grita, el cual es un paso irregular con Venezuela, y los municipios del estado Táchira Boca de Grita, La Fría, Orope y Coloncito donde se mantiene el accionar de los Rastrojos, son comunes los homicidios, masacres, descuartizamientos, casas de pique, reclutamiento y cobros extorsivos a quienes deben pasar estas trochas, a quienes trabajan de manera informal como maleteros, contrabandean con gasolina, autopartes de automotores, comercio de armas y desaparición forzada.

Por otra parte estos grupos, en alianza, recurren a prácticas paramilitares muy recordadas por estas comunidades en su mayoría víctimas de la fuerte incursión paramilitar que vivió esta zona del departamento de Norte de Santander, el cual se ejerce a través de modalidades como panfletos amenazantes en los cuales advierten las mal llamadas limpiezas sociales, en el que se amenazan de muerte a los consumidores habituales de droga o marihuana, a las trabajadoras sexuales, a la comunidad LGTBI, jóvenes y cualquier expresión de liderazgo social o defensor de Derechos Humanos de estos territorios.

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Asimismo, se hace un “control social” a través de la imposición de horarios, cobros a comerciantes y trabajadores informales, prácticas como desmembramientos, decapitaciones, torturas, y la estrategia de desmembrar y dejar regadas las partes de los cuerpos en las vías o trochas de quienes son sus víctimas.

El objetivo es aterrorizar y ejercer control a través del miedo, esto se convirtió en el vivir diario de esta población, hasta llegar al punto grave de normalizarlo, como también la falta de presencia del Estado colombiano y venezolano de manera integral que le garantice la protección a la población presente y flotante en esta zona, los somete también a un total estado de indefensión que se traduce en un inminente riesgo a las siguientes poblaciones: población migrante venezolana, juntas de acción comunal, a las comunidades rurales de Cúcuta, Puerto Santander, y Villa del Rosario, líderes cocaleros reunidos en la COCCAM y como caso especial a las mujeres, niñas y adolescentes.

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La situación es tan inestable que el Frente Fronteras del EPL, que está aliado con Los Rastrojos, ha entrado en confrontación con el Frente Libardo Toro Moro. Todo derivado que el Libardo Mora Toro considera que el Frente Fronteras del EPL pasó de ser una organización insurgente que se caracteriza por no solo tener una estructura militar con capacidad de accionar, sino también una clara definición política, a un grupo armado aliado de los Rastrojos para mantener y fortalecer la actividad del narcotráfico, la trata de personas, el comercio sexual con mujeres, niñas y adolescentes migrantes venezolanas.

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