Manuel Figuera, exjefe del SEBIN, denuncia los delitos de Maduro y su clan en EEUU

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Figuera
Manuel Figuera y Nicolás Maduro.

El ex jefe del SEBIN, el general Manuel Ricardo Cristopher Figuera, fue uno de los disidentes del régimen de Maduro en el levantamiento del presidente interino Juan Guaidó el 30 de abril. Se conoce que Figuera tuvo que huir a Colombia donde se escondió durante casi 2 meses, y el lunes llegó a EEUU dispuesto a contar todas las fechorías que conocía del régimen.

La trayectoria del militar en el régimen inició como jefe de seguridad de Hugo Chávez durante 10 años, y en noviembre fue nombrado jefe del SEBIN.

A pesar de no funcionar el alzamiento, Figuera asegura no arrepentirse de su baja, y entre las acusaciones que presentó se encuentran los negocios ilícitos de oro, las células de Hezbollah trabajando en Venezuela y el alcance de la influencia cubana en Miraflores.

“Estoy orgulloso de lo que hice, por ahora el régimen se nos ha adelantado, pero eso puede cambiar rápidamente”, señaló hace una semana.

Figuera fue uno de los cinco altos funcionarios venezolanos colocados bajo sanciones por el Departamento de Justicia de EEUU. “Tengo una gran deuda con las personas que todavía están en la cárcel, las personas que tenían familiares murieron y ni siquiera pudieron verlos. Esto me rompe”, indicó.

Autoridades de los EEUU han dicho públicamente que las sanciones de los desertores de Maduro podrían ser levantadas.

Planes de conspiración

La rebelión del 30 de abril partió de una conversación entre un médico venezolano relacionado con funcionarios del régimen, y el general Figuera, quienes coincidían en querer evitar el colapso del país a manos de Maduro y sus secuaces.

También se conoció que en febrero, un grupo de empresarios venezolanos, incluido Raúl Gorrín, quien fue sancionado y acusado de cargos de lavado de dinero en EEUU, habían trazado un plan a las autoridades del gobierno estadounidense, el cual consistiría en volver contra Maduro a sus partidarios, e incluso al juez de primera corte suprema de Venezuela, Maikel Moreno.

Las fuentes indicaron que los hombres habían servido como interlocutores entre la administración de Trump y los miembros del régimen, cuyo motivo era mejorar sus propias situaciones con los EEUU, tomando en cuenta que los funcionarios les propusieron que si tenían éxito, las prohibiciones de viaje y congelación de activos podrían revertirse.

Las negociaciones con Moreno incluirían permitirle permanecer como juez en un gobierno de transición, y afirman que Moreno también exigió decenas de millones de dólares para asegurar los votos en la corte y proporcionar una red de seguridad para él. Figuera dijo que interceptó conversaciones en WhatsApp que indicaban que el total de efectivo exigido por Moreno había superado los $ 100 millones.

Oro, guerrilla y Hezbollah

“Nunca vi la situación del país y la corrupción del gobierno tan cerca como lo hice durante mis últimos seis meses, rápidamente me di cuenta de que Maduro es el jefe de una empresa criminal, con su propia familia involucrada”.

Figuera había estado investigando las denuncias sobre una compañía a nombre del asistente del hijo de 29 años de Maduro, Nicolás Maduro Guerra, y dijo que la empresa compraba oro a pequeños mineros en el sur del país a precios de descuento, para luego venderlo a precios elevados al Banco Central de Venezuela.

Figuera además encontró información que indicaba que grupos ilegales estaban operando en Venezuela con la protección del gobierno, entre ellos el grupo guerrillero colombiano ELN, activos en áreas mineras en el sur del estado de Bolívar y que prometían defender en caso de una invasión a Venezuela.

También aseguró que Hezbolá tenía operaciones en Maracay, Nueva Esparta y Caracas, aparentemente orientadas a actividades comerciales ilícitas para ayudar a financiar operaciones en el Medio Oriente.

Raúl Castro y el régimen

De acuerdo a Figuera, Maduro tenía a disposición propia 15 a 20 cubanos para su seguridad personal, de los cuales algunos eran militares, y tres se desempeñaban como asesores que analizarían su discurso para evaluar su impacto público.

Figuera y otros altos funcionarios estaban en una reunión con Maduro durante el caos de los fallos de energía eléctrica en el país, y señaló que en una llamada recibida por Raúl Castro, había prometido enviar un equipo de técnicos cubanos para ayudar a resolver el problema.

“Raúl Castro era como un asesor de Maduro”, indicó Figuera. “Si él estuviera en cualquier reunión, se interrumpiría si Castro estuviera al teléfono”.

Reuniones antes del 30 de abril

Después de reunirse con Omaña, el médico con vínculos dentro del régimen, se suscitaron más reuniones para planificar el alzamiento del 1 de mayo: Figuera mantenía conversaciones con Leopoldo López, Padrino López y Moreno.

A pesar de tomar medidas para permanecer bajo perfil, Figuera dice que Maduro se enteró del plan y aseguró que estaban preparando un “baño de sangre” para el 1 de mayo, por lo que decidió acelerar el calendario.

Figuera y otros conspiradores dijeron que recibieron la confirmación de que Moreno estaba preparado para hacer su parte el 30 de abril, y aunque el plan siguió en pie, comenzó a desmoronarse por los cambios de última hora.

Moreno, Padrino y otros leales a Maduro han dicho públicamente que no participaron en el complot.

Una semana después de la llegada de Figuera a Colombia, el Departamento de Justicia de EEUU levantó las sanciones contra él.

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