Contratista venezolano de Pdvsa financia torre de condominios en Miami

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pantUna búsqueda por Internet nos lleva al contratista petrolero zuliano Gerardo Pantín Shortt y su familia . Los datos nos revelan que través de las empresas Cpven S.A y Sepesa C.A, logró contratos mil millonarios otorgados por Petróleo de Venezuela (PDVSA).

Cpven S.A, entre los años 1998 y 2002 enfrentó serios problemas financieros,  pero a partir de 2004, alcanza más un billón de dólares con más de 30 contratos de servicio muchos de ellos no ejecutados o finiquitados. Para ese entonces, Rafael Ramírez, ya era ministro de Energía y Minas y ese año se estrenó como presidente de PDVSA.

Solo entre los años 2010-2015, PDVSA les otorgó 23 contratos de servicios. Esto sin incluir los 12 contratos que le otorgó a la empresa Sepesa C.A, a nombre de Javier Sanguino, entre 2008-2015, revela la web Noticias Candela

Pero a través del reportaje de  El Nuevo Herald — escrito por Nicholas Nehamas y Jim Wyss —Gerardo Pantín Shortt y su familia son nuevamente noticia, esta vez por la construcción de una torre de apartamento de de lujo de 100 millones de dólares en Miami,

Esta es la información

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Boceto de la torre de condominios de lujo que se construye en 5700 Biscayne Blvd. en Miami. Boulevard 57. Foto El Nuevo Herald

Gerardo Pantín Shortt y su familia han ganado desde la década de 1980 cientos de millones de dólares en contratos de la compañía estatal petrolera de Venezuela. La relación continuó su florecimiento incluso después que Hugo Chávez —aliado a ultranza de Fidel Castro y un archienemigo del capitalismo estadounidense— llegó al poder en 1999.

Ahora Pantín usa su fortuna para financiar la construcción de una torre de apartamentos de lujo de $100 millones en Miami, el corazón palpitante de la oposición antichavista en Estados Unidos.

Han ganado desde la década de 1980 cientos de millones de dólares en contratos de la compañía estatal petrolera de Venezuela (Pdvsa). La relación continuó su florecimiento incluso después que Hugo Chávez —aliado a ultranza de Fidel Castro y un archienemigo del capitalismo estadounidense— llegó al poder en 1999.

Ahora Pantín usa su fortuna para financiar la construcción de una torre de apartamentos de lujo de $100 millones en Miami, el corazón palpitante de la oposición antichavista en Estados Unidos.

Pero el nombre de Pantín no está en ningún folleto de ventas, ni en los registros de de la firma que construye la torre. Una demanda presentada en el Condado Miami-Dade por un ex socio alega que Pantín escondió su participación en el proyecto a través de compañías de fachada y testaferros.

La razón, según la demanda, es que Pantín temía que “el gobierno venezolano no viera de forma favorable su inversión en Miami, lo que se considera una fuga ilegal de capital, y si se enteraran de esa inversión podrían confiscar su compañía en Venezuela y bloquear los pagos”.

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El magnate petrolero venezolano Gerardo Pantín Shortt pagó $12.9 millones por esta mansión en Sunset Island I en Miami Beach. José A. Iglesias [email protected]

Pantín también gastó millones en casas de lujo, entre ellas una frente al mar en Miami Beach y apartamentos en Aventura y Sunny Isles Beach.

Pantín comenzó en el 2014 su carrera de construcción en el sur de la Florida, cuando una compañía que controlaba entre bastidores se hizo cargo de un proyecto estancado de apartamentos cerca del arbolado vecindario miamense de Morningside. La mala situación económica y vecinos molestos por vivir bajo la sombra de un complejo de 14 pisos hicieron naufragar el proyecto de un constructor anterior durante la recesión.

El nuevo proyecto, rebautizado por el equipo de Pantín como Boulevard 57 y reducido a ocho pisos, está de nuevo en marcha. Comenzó a vender unidades en preconstrucción y abrió un centro de ventas en 5700 Biscayne Boulevard.

Pero los apartamentos no son para cualquiera, porque comienzan en $600,000 y llegan a $2.65 millones.

En una respuesta por escrito al Miami Herald, Pantín confirmó que es el director del grupo de construcción de Boulevard 57. Dijo que se mudó a Estados Unidos en el 2012 y comenzó a buscar oportunidades en el floreciente mercado de bienes raíces en Miami. Negó que use compañías de fachada o testaferros para ocultar su participación en el proyecto de Miami. “Mi estructura corporativa a través de compañías tenedoras es común y significa unir todos mis proyectos empresariales bajo un grupo con el propósito de protegerme de responsabilidad civil contra terceros”, escribió.

Agregó que las preocupaciones de seguridad lo llevaron a usar los nombres de socios, en vez de el suyo, en los registros públicos. Su hermana, su cuñado y su madre fueron secuestrados en Venezuela antes de mudarse a Estados Unidos, agregó.

La razón por la que el precio de condo en Miami de ex juez brasileño no fue publicado

Su familia no participa en política, agregó Pantín. “Nuestra relación con el gobierno es estrictamente comercial”, escribió. Entre 1998 y 2015 la empresa de la familia ha cerrado contratos por $991 millones con la compañía estatal petrolera venezolana PDVSA, dijo.

Y destacó que otras compañías como Halliburton, Chevron y Shell también han trabajado con el gobierno venezolano.

Pero la participación del magnate petrolero en el proyecto en Miami —y la naturaleza poco transparente de su inversión— son un ejemplo de las fuerzas invisibles que alimentan el auge inmobiliario del sur de la Florida.

El dinero en efectivo de extranjeros acaudalados, incluidas personas vinculadas con la corrupción, se invierte en grandes cantidades en el mercado local de bienes raíces, según un análisis del Miami Herald de documentos secretos de paraísos fiscales conocido como los Papeles de Panamá. A su vez, la inmensa mayoría de los habitantes de la ciudad no pueden comprar viviendas a tan alto precio en momentos que los sueldos están estancados.

“Miami es una ciudad internacional”, dijo Andrew Hall, un fiscal miamense que se especializa en recuperación internacional. “Hay mucho efectivo que flota sobre los bienes raíces aquí. … La cuestión es la transparencia. ¿Pueden imaginar quién está detrás del dinero?”

Pantín no aparece en los Papeles de Panamá. Él y su familia nunca han sido acusados de corrupción.

ASUNTO FAMILIAR

En los medios de comunicación venezolanos Pantín es descrito frecuentemente como una criatura de la revolución bolivariana, que debe su riqueza a sus contactos gubernamentales. Pero su familia ha estado en la industria petrolera mucho antes que Chávez llegara al poder.

El padre de Pantín, Eduardo Pantín Pérez, creó en 1981 Cementaciones Petroleras Venezolanas (CPVEN), especialiada en en servicios de bombeo a alta presión y la cementación de pozos.

En el 2000, cuando se publicó un perfil de la compañía en una publicación académica, los tres hijos de Pantín eran ejecutivos: Eduardo Pantín Shortt era vicepresidente de Operaciones, Carlos Pantín Shortt era vicepresidente de Finanzas y Administración, y Gerardo era uno de los presidentes regionales.

Una recepcionista de CPVN dijo que Eduardo es ahora el presidente ejecutivo y Gerardo es director.

Después de ver su apogeo alrededor de 1997, la compañía tuvo que enfrentar tiempos difíciles. Durante el 2000, la familia incluso consideró declararse en bancarrota, según la reseña.

Pero los Pantín aprendieron a trabajar con el gobierno de Chávez, convirtiéndose primero en un contratista regular de PDVSA. Su compañía siguió trabajando con el gobierno después de la muerte de Chávez en el 2013, y también hace negocios en Colombia, Ecuador, Perú, Estados Unidos y Kuwait, según un folleto de la empresa.

Juan Fernández, ex ejecutivo de PDVSA que perdió su empleo durante una ola de despidos motivados por razones políticas en el 2002, dijo que la compañía de Pantín es conocida por sus buenos contactos.

Y aunque Fernández subrayó que no tiene nada negativo que los venezolanos inviertan en el extranjero, agregó que las autoridades estadounidenses necesitan controles más estrictos para asegurar que la fuente de esos fondos es legítima.

“No es ilegal tener una compañía en Panamá o invertir en Miami, pero hay que asegurar que el dinero es legal”, dijo.

Fiscales federales estadounidenses han investigado la corrupción en PDVSA.

En el 2011, el Tribunal Federal de Distrito de Connecticut declaró al venezolanoamericano Francisco Illarramendi culpable de usar indebidamente cientos de millones de dólares en fondos de cuentas de pensión de PDVSA. En ese caso, también hubo alegaciones de que decenas de millones de dólares fueron a parar a manos de ejecutivos de la empresa en forma de sobornos o comisiones para poder tener acceso al dinero.

Este año, en Houston , un venezolano – Abraham Shiera – que vivía en la Florida y otras cuatro personas se declararon culpables de pagar millones de dólares en sobornos por contratos de PDVSA.

Uno de los sobornos fue una estancia en el Hotel Fontainebleau de Miami Beach que costó $15,000.

Fernández dijo que las alegaciones sugieren que PDVSA ya no se administra como una petrolera seria. “Es más como una operación de la mafia”, dijo.

PASAR DESAPERCIBIDO

Probablemente Pantín tiene buenas razones para intentar pasar desapercibido en Miami. El sucesor de Chávez, el gobernante Nicolás Maduro, afirma con frecuencia que el sur de la Florida es tierra fértil para planes de golpes y asesinatos en su contra. Y los que hacen negocios en la comunidad con frecuencia son presentados en los medios estatales venezolanos como traidores contrarrevolucionarios.

Una fuente cercana a la familia dice que PDVSA, que sufre por la caída de los precios mundiales del crudo, ha dejado de pagar a los Pantín por trabajos ya realizados. La compañía debe a los Pantín unos $200 millones, dijo la fuente, y Pantín lo confirmó.

Jaime Guttman, abogado de Pantín, dijo en un correo electrónico que la “seguridad personal” llevó a su cliente a no hablar mucho en Venezuela sobre su participación en Boulevard 57.

“Sin embargo, en Miami ha hablado del proyecto sin mucha estridencia”, escribió Guttman. “Lo presentaron durante el almuerzo de gala hace un par de meses. Se ha reunido con personas del sector, instituciones financieras y otros en la región de Miami. Su participación no es un secreto aquí”.

Boulevard 57 es administrado por una compañía llamada Unitas Development Group. En los registros públicos de la empresa el gerente de la firma aparece como Javier Sanguino, la mano derecha de Pantín, según la demanda en Miami-Dade.

Carlos Cuevas —ex socio de Pantín quien lo conoce desde que eran compañeros de universidad en Venezuela— presentó la demanda el año pasado.

Cuevas alega en la demanda que Pantín le debe al menos $10 millones por obras realizadas en Boulevard 57. Agrega que Pantín le dijo que había ganado $600 millones con contratos de PDVSA entre el 2004 y el 2010.

Por su parte, Cuevas enfrenta varias demandas y un ejecución hipotecaria. Varios inversionistas de Miami que lo han demandado dicen que les estafó una participación de $300,000 en una compañía llamada Recyclable Planet. Alegan que usó dinero de la empresa para pagar gastos personales como equipo de golf, comidas en restaurantes y un reloj Cartier de $27,000.

Las alegaciones son similares a lo que Pantín dice de Cuevas hoy.

En una respuesta jurídica a la demanda de Cuevas, un abogado que representa al magnate petrolero escribió que “mediante una serie de falsedades indujo al Sr. Pantín [quien representaba a un grupo de inversionistas] a invertir” en el proyecto de apartamentos de Miami.

El abogado dijo que Cuevas se apropió indebidamente de fondos empresariales para uso personal y que Cuevas fue retirado del proyecto después de permitir que las obras se retrasaran 21 meses.

El periodista investigativo Casto Ocando tuiteó que Pantín estaba respaldando Boulevard 57 después que el Herald publicó una historia sobre el proyecto anteriormente este año que no mencionaba su participación. El periodista independiente Alek Boyd también ha reportado sobre los vínculos de Pantín con el gobierno venezolano y con Miami.

Héctor Torres, jefe de Operaciones de Unitas, describió el papel de Pantín durante una entrevista.

“El es el encargado de las operaciones diarias”, dijo Torres, quien agregó que Pantín lidera un grupo de inversionistas de todo el mundo. “Yo sé que es un inversionista minoritario, pero no conozco el porcentaje exacto”.

Torres dijo que no conoce la identidad de los otros inversionistas, y que no está seguro de por qué Pantín no aparece en los registros de la empresa.

Sin embargo, sobre la demanda de Cuevas, dijo que está seguro: “Es una extorsión. Es para hacerle daño [a Pantín]. Cuevas es un estafador”

Carlos Trujillo, el abogado de Cuevas, desestima esas alegaciones.

Cuevas, dijo, es “un miembro reconocido de la comunidad cuya reputación habla por sí misma. Como muchos hombres de negocios, Carlos batalló durante la recesión económica. No me sorprende que Pantín esté desesperado y trate de manchar el nombre de Carlos”.

Cuevas no respondió inicialmente a un mensaje, pero después que este artículo se publicó en internet, escribió un correo electrónico: “En los próximos meses toda la verdad saldrá a relucir durante el proceso jurídico. Y podremos saber quiénes son los verdaderos estafadores”

CASAS DE LUJO

Pantín ha puesto a trabajar su dinero en el sur de la Florida.

Los registros de la propiedad muestran que en el 2012 una compañía administrada por su socio Sanguino invirtió $12.9 millones en una mansión de 9,800 pies cuadrados en Sunset Island I en Miami Beach.

El nombre de Pantín no aparece en los documentos, pero dijo al Miami Herald que él es el dueño.

Pantín también tiene otras propiedades en el sur de la Florida, incluidos un par de apartamentos en la torre Bellini en Williams Island en Aventura.

Los dos condominios en Aventura —adquiridos por $2.75 millones en el 2013— están a nombre de Offshore Services Management, una empresa anónima registrada en las Islas Vírgenes británicas. Las normas corporativas sobre las empresas en ese paraíso fiscal han permitido a los dueños permanecer anónimos. (La compañía no aparece en los documentos de los Papeles de Panamá).

En el 2014, Sabadell United Bank, con sede en Miami, emitió a Pantín una hipoteca de $9.25 millones por las propiedades de Sunset Island y Aventura. Unitas usó esos fondos como parte de un acuerdo de $15 millones por el terreno de 2.1 acres de Boulevard 57.

Los registros de la propiedad también muestran que el año pasado una compañía de Delaware controlada por otro socio de Pantín, Irisliz Castellano, invirtió casi $4.3 millones en dos condominios en el edificio de lujo Mansions at Acqualina en Sunny Isles Beach.

Pantín firmó a su nombre un documento hipotecario por las residencias.

Además, Pantín pagó $1.4 millones por un apartamento en la Millennium Tower en Brickell hace dos años, muestra el título de propiedad. El mismo día que compró el apartamento de dos habitaciones, lo transfirió a una compañía de la Florida que ha estado inactiva desde el 2011, según registros empresariales.

Los secretos en materia de bienes raíces pueden ser un problema, dijo Thomas Lehman, abogado de Miami que trabaja para clientes que tratan de identificar a los compradores de condominios en el sur de la Florida.

Lehman dijo que muchos compradores usan direcciones con las que no tienen relación alguna. Otras usan compañías de fachada que no existen en los registros públicos o que han estado inactivas varios años. Algunos pagan los apartamentos desde cuentas en paraísos fiscales registradas a nombres de otra persona.

“Parece que para algunos urbanizadores y sus agentes de ventas, la urgencia de firmar a compradores… significa que para sus proyectos el dinero es más importante que la legitimidad de esos fondos”, acotó.

En el mercado inmobiliario de estos días, que ha perdido alguna fuerza, pudiera resultar difícil que Boulevard 57 salga adelante. Varias economías latinoamericanas se han desacelerado, lo que significa menos de los compradores que impulsaron el mercado miamense desde el 2011.

Informes recientes muestran que las ventas de viviendas de lujo en todo Miami-Dade se han reducido.

Y aunque los vecinos de Morningside en general apoyan los planes de Boulevard 57, que debe inaugurarse en 2018, los negocios de Pantín pudieran cambiar eso.

“Mancha el proyecto”, dijo José Trujillo, quien se marchó de Venezuela cuando era niño y vive en Morningside desde el 2007. “No compro gasolina en estaciones que venden combustible de petróleo venezolano por lo que significa”.

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