Carlos Tablante| La sentencia de Claudia Díaz y Adrián Velásquez: golpe a la impunidad

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Carlos Tablante

La sentencia de 15 años de prisión para la extesorera Claudia Díaz y su esposo Adrián Velásquez por un tribunal de Florida, EE. UU., acusados de soborno y lavado de dinero, constituye un importante revés para la impunidad de la corrupción que se adueñó del país.

Igualmente, la incautación de sus millonarios bienes (mansiones, aviones, yates, certificados de diamantes y de oro, joyas, gallos de pelea y caballos) pone en evidencia lo grotesco del súbito enriquecimiento de la pareja de exmilitares.

Carlos Tablante: El asalto al tesoro

El gran saqueo de Venezuela comenzó con la destrucción de la institucionalidad democrática. La violación de la Constitución Nacional dejó al país sin Estado de derecho y permitió el afianzamiento del autócrata. El PSUV y Nicolás Maduro controlan todos los poderes. Es un régimen hegemónico, autocrático y además es una cleptocracia gobernada por los peores, es decir, una caquistocracia.

Como todo venezolano sabe y sufre, hoy en día es imposible realizar un trámite oficial sin pasar por el peaje de la corrupción. La cleptocracia promueve sistemáticamente la mezcla de lo ilegal con lo legal, con absoluto predominio de lo ilícito. El asalto a la institucionalidad democrática estableció la hegemonía del partido único y el líder único que dirige una trama en la que los intereses de los enchufados están siempre por encima de los intereses de la ciudadanía. Para la casta gobernante, el Estado es el PSUV y el PSUV es el Estado.

El episodio de la extesorera, su esposo y socio, más los cómplices necesarios, ya lo habíamos denunciado en los libros Estado Delincuente (2013) y El Gran Saqueo (2015). Solo en EE. UU. se han investigado y sentenciado -previa aceptación de culpabilidad- varias decenas de casos, protagonizados por exfuncionarios de PDVSA, la Oficina Nacional del Tesoro, Bandes, CVG, etc. 

La lista de escándalos relacionados con la corrupción oficial, en especial la de PDVSA, es larga. Abarca la emergencia eléctrica, la compra internacional de alimentos, las operaciones financieras irregulares en base al diferencial cambiario, las subastas o licitaciones amañadas del expediente Helsinge, el reciente caso de la cripto-corrupción… y un largo etcétera. Se trata de una corrupción sistémica que en su mayor parte se ha militarizado y que permea a toda la sociedad.

Como dijimos en El Gran Saqueo, la dirección de la Oficina Nacional del Tesoro ha estado durante el chavismo-madurismo en manos de militares: capitana de navío Carmen Meléndez, teniente Alejandro Andrade, general Marco Torres, vicealmirante María Elisa Domínguez y mayor (GN) Claudia Díaz. La excepción ha sido Carlos Erik Malpica Flores, sobrino de Cilia Flores. 

Mil 800 millones de dólares maneja red de corrupción de ex tesoreros Andrade y Díaz con Raúl Gorrín y Gustavo Perdomo.

En su confesión ante la justicia de EE. UU. -por la que recibió una significativa rebaja en su condena- Alejandro Andrade señaló que había llegado a un “acuerdo» con Raúl Gorrín para realizar operaciones irregulares desde la tesorería a cambio de lo cual reconoció haber recibido mil millones de dólares en sobornos. También ratificó el teniente Andrade que dicho “arreglo” continuó con Claudia Díaz. Su declaración y la de Maximiliano Camino -asesor y operador financiero de Adrián Velásquez- fueron fundamentales para condenar a la extesorera y su esposo.

A la salida de Claudia Díaz de la tesorería, y luego de un paréntesis con la vicealmirante María Elisa Domínguez Velasco, Gorrín siguió con el mismo esquema irregular con el nuevo director de la ONT: Carlos Erik Malpica Flores. No conforme con los millonarios “negociados” en la institución custodia de los recursos del país, Gorrín trasladó sus operaciones también a PDVSA cuando Malpica Flores fue nombrado vicepresidente de Finanzas de la petrolera. Fue en ese momento que se produjo el caso Rantor-Eaton, copia de uno anterior -Atlantic 17107 CA- pero con otros operadores. Sin embargo, en ambas ocasiones la trama fue la misma: la obtención de obscenas ganancias en irregulares operaciones de préstamos de bolívares a PDVSA pagaderos en dólares a empresas de maletín. 

El caso de Claudia Díaz puede haber quedado cerrado en lo que a ella y a Adrián Velásquez se refiere, pero no así con respecto a sus cómplices. La Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional en Miami recordó recientemente que Raúl Gorrín Belisario sigue siendo uno de los fugitivos más buscados por las autoridades de Estados Unidos que lo acusan de por lo menos nueve cargos por soborno y lavado de dinero.

Habría que concretar los acuerdos legales que sean necesarios para recuperar el dinero robado a todos los venezolanos a fin de  utilizarlo en la superación de la crisis humanitaria y la reconstrucción de Venezuela.

Frente a la corrupción sistémica que se ha adueñado del país, la única respuesta es el cambio político urgente que entre todos debemos impulsar para sustituir a la cleptocracia gobernante por un Estado de derecho con plena vigencia de la Constitución Nacional.

Artículo publicado en El Pitazo el 24 de abril de 2023

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