El mayor ciberestafador de España fue detenido cuando planeaba la «estafa del siglo»

J.A.F. fue detenido en un céntrico hotel de Madrid. En su poder tenía más de 50 smartphones y más de 100 tarjetas SIM prepago identificadas a nombres de terceros.

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ciberestafador
Foto cortesía - Jefferson Santos (unsplash)

J.A.F es el joven de 23 años detenido el 18 de junio por la Guardia Civil de Madrid, a quien consideran el mayor ciberestafador de la historia de España y cuyos ingresos eran de hasta 300.000 euros al mes. La detención se realizó bajo la Operación Lupin, donde van alrededor de 45 detenidos por fraudes online a más de 2.400 víctimas, vinculados al ciberestafador, y de acuerdo a EFE, que actuaban como sus «mulas».

Video cortesía – La Vanguardia

Según informes de las autoridades, las estafas se basaban en la venta de productos electrónicos a través de tiendas online fraudulentas y páginas web copiadas de otras legales y de prestigio, las cuales se activaban por un período de cortos días para no dejar huella.

Los agentes han detectado al menos 30 tiendas online diferentes dirigidas por Jordi A. F. y sus cómplices, y afirman que al ser detenido, tenía planes de dar un golpe de un millón de euros durante el próximo Black Friday. Se presume que el ciberestafador llevaba 3 años cometiendo estos delitos.

La Operación Lupin III, inició con numerosas denuncias de víctimas de ciberestafas por compras fallidas de productos electrónicos y aires acondicionados, realizadas en las páginas web espejo de tiendas conocidas. La modalidad de pago más utilizada eran transferencias bancarias, por lo que contaba con numerosas cuentas a nombre de otras personas a quienes pagaba a cambio de facilitar sus datos.

Modus operandi

Tras conseguir facilitar el teléfono móvil, el «comprador» recibía una llamada que le instaba a descargarse una App donde supuestamente podría chequear el seguimiento del pedido, y que en realidad era un software que desviaba todos los SMS enviados a su teléfono a un dispositivo del mismo Jordi. Entre esos mensajes estarían los códigos que envían los bancos, por lo que el ciberestafador se transfería el dinero desde las cuentas de la víctima a las suyas o le cargaba elevadas compras sin que esta se percatara.

De acuerdo a fuentes, los 45 cómplices de J.A.F detenidos «al principio se les pagaba hasta 1.000 euros por poner a su nombre 3 ó 4 productos bancarios, pero con el tiempo descubrió que con darles poco más de 100 era suficiente y así lo hacía», quienes aseguran que el ciber delincuente también disponía de una persona para captar a estas mulas, al que pagaba 5 mil euros mensuales, y de un informático para crear los espejos de las páginas para las estafas (ambos arrestados en la misma operación).

Ciberestafa y violencia

El cabecilla de la banda criminal, también contrataba a sicarios para controlar a sus asalariados en caso de incumplir sus órdenes o de actuar en su contra, y en una oportunidad amenazó a una de sus víctimas que intentó recuperar su dinero, a quien envió una foto de su portal y los perfiles de su mujer e hija en RRSS con una advertencia para que no insistiera en reclamar su dinero.

En otros casos, envió correos electrónicos haciéndose pasar por la UCO facilitando un teléfono móvil para expedir sus denuncias, el cual «pertenecía a alguien del que se quería vengar y al que, con esta maniobra, conseguía saturar la línea», señalan las fuentes.

Para evitar ser arrestado, Jordi utilizaba varias identidades falsas, cambiaba de número telefónico cada 5 días y de residencia cada semana, quien se movía entre Madrid y las localidades cercanas de Las Rozas y Majadahonda. Los alquileres de los hoteles y apartamentos los realizaba una de sus mulas utilizando el nombre de terceras personas. «Estaba obsesionado con su seguridad y demostraba que conocía muy bien los métodos de investigación policial, lo que nos ha complicado mucho poder localizarle y detenerlo», afirmó un agente del caso.

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