La justicia estadounidense decidirá el destino de Caro Quintero: ¿cadena perpetua o ejecución?

Rafael Caro Quintero, fundador del Cártel de Guadalajara y responsable del asesinato del agente de la DEA, Kiki Camarena, enfrenta su destino final ante la justicia estadounidense. Tras evadir la ley durante décadas y reconstruir su imperio criminal desde la sierra mexicana, fue extraditado en febrero. La única duda que queda es si recibirá cadena perpetua o la pena

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Foto / Archivo

En su única entrevista pública, concedida en 2016, Rafael Caro Quintero respondió con una mezcla de frialdad e ingenuidad cuando se le preguntó por su papel en el Cártel de Guadalajara: “Yo del cartel y todo eso no me di cuenta hasta que estaba preso”. Quien hablaba era el mismo hombre que, décadas atrás, había sido pionero en los cultivos industriales de marihuana, y que construyó –y luego reconstruyó– un imperio criminal a sangre y fuego. Hoy, con más de 70 años, está preso en Estados Unidos, enfrentando un destino del que solo se debate una cosa: cadena perpetua o pena de muerte.

Caro Quintero fue arrestado por primera vez hace más de 40 años, señalado como autor intelectual del secuestro, tortura y asesinato del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena. Pero en 2013, tras pasar 28 años tras las rejas, un tribunal mexicano lo liberó argumentando fallas procesales. La Corte Suprema corrigió luego esa decisión, pero ya era tarde. El narco había vuelto a desaparecer entre las montañas del noroeste de México.

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Con la ayuda de sus sobrinos, retomó el control en el norte de Sonora, donde volvió a traficar, esta vez con drogas más rentables que la marihuana: metanfetamina y fentanilo. Documentos filtrados por el colectivo Guacamaya lo ubican en municipios clave como Caborca y San Luis Río Colorado, desde donde operaba a escasa distancia de la frontera con Estados Unidos.

Durante esos años, sus antiguos socios Ernesto Fonseca “Don Neto” y Miguel Ángel Félix Gallardo seguían cumpliendo condenas. Y sus sucesores, como Joaquín “El Chapo” Guzmán, ya estaban tras las rejas. Pero Caro Quintero persistía. Su último intento de evadir la justicia ocurrió en 2022, cuando fue capturado en Choix, Sinaloa, tras esconderse en unos matorrales. Tenía el cabello teñido de negro, como si pretendiera ocultar el paso del tiempo.

Durante años, sus abogados intentaron frenar la extradición a toda costa. Alegaron incluso que el hombre capturado no era Caro Quintero, estrategia habitual en la defensa de capos. Aun así, el proceso se prolongó hasta febrero pasado, cuando México, presionado por Estados Unidos y en medio de acuerdos con el entonces gobierno de Donald Trump, lo entregó finalmente. La DEA celebró su llegada como un acto de justicia histórica.

La recepción en territorio estadounidense no dejó lugar a dudas. Las esposas que le colocaron eran las mismas que había llevado Camarena hace 40 años. Más que un símbolo, un mensaje: la justicia no olvida.

Además del asesinato del agente, Caro Quintero enfrenta cargos por asociación delictuosa y tráfico de drogas. Su figura ha estado envuelta en leyendas, rumores de conspiraciones de la CIA y las guerras encubiertas en Centroamérica. Pero el relato oficial es claro: fue él, junto a Don Neto, quien ordenó la brutal ejecución de Camarena por una operación antidrogas que comprometió sus intereses.

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