Un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) arroja luz sobre cómo el crecimiento de la pobreza está directamente vinculado al aumento de actividades de lavado de dinero a nivel global. Este informe, elaborado por el equipo legal del FMI, ofrece un enfoque innovador al analizar las amenazas del lavado de dinero en ocho países nórdicos y bálticos, utilizando datos financieros como base. Con información de Diario16plus.
La novedad radica en considerar los flujos financieros y los riesgos bilaterales al evaluar la vulnerabilidad de un país al lavado de dinero. A diferencia del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), que examina marcos legales de manera uniforme, el FMI incorpora el tamaño de los centros financieros en su análisis. Esto significa que se concentra en los principales protagonistas de los escándalos de lavado de dinero, evitando la sobreescrutinio de jurisdicciones menos influyentes.
En la lucha contra la evasión fiscal, la ONU está iniciando un proceso de convención fiscal que promete una alternativa al dominio de la OCDE, que tiende a favorecer soluciones legalistas. Del mismo modo, el combate al lavado de dinero requiere procesos más democráticos y transparentes que los que ofrece el GAFI. Aunque el FMI tampoco es un modelo de democracia, su enfoque puede ser más efectivo en abordar los problemas reales del lavado de dinero.
El informe resalta la importancia de la integridad financiera de los bancos para la estabilidad económica y aboga por una mayor cooperación entre los esfuerzos contra el lavado de dinero y los supervisores bancarios. Los mayores escándalos y redes de lavado de dinero se encuentran en los grandes centros financieros y economías avanzadas, lo que representa un riesgo sistémico para la estabilidad financiera global. Sin embargo, el GAFI no toma en cuenta esta concentración de riesgos y trata a todos los países de manera uniforme, lo que es ineficiente y poco efectivo.
Comparando con una política de “tolerancia cero” en la lucha contra el abuso de drogas, el GAFI se enfoca en los pequeños actores, ignorando a los grandes responsables del lavado de dinero. Países de bajos ingresos, que tienen un papel mínimo en este problema, a menudo son castigados de manera desproporcionada.
Para contrarrestar estas tendencias neocoloniales del GAFI, el nuevo enfoque del FMI debe considerar una perspectiva macro de riesgo y flujos financieros más amplios. Además, el FMI debería superar los estándares del GAFI en cuanto a la transparencia de los beneficiarios reales y la cooperación entre departamentos tributarios y contra el lavado de dinero. Esto podría ser un paso importante hacia un enfoque más equitativo y eficaz en la lucha contra el lavado de dinero a nivel global.