Narcotrafico colombiano prefiere esconderse bajo fachada de empresario exitoso

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CCD Las redes del narcotráfico y del crimen organizado en Colombia que se han consolidado tras la firma del acuerdo de paz entre las FARC y el Gobierno en noviembre de 2016 prefieren la «invisibilidad a la violencia», concluye un informe del centro de investigación del crimen organizado InSight Crime.

«El narcotraficante de hoy prefiere esconderse bajo la fachada de empresario exitoso, evitando la ostentación y la violencia extrema que caracterizaron a generaciones anteriores», dice la investigación, presentada hoy en la Universidad del Rosario de Bogotá.

El autor del estudio, Jeremy McDermott, nombra a esta nueva generación como «los invisibles» por su forma de operar, y destacó en declaraciones a periodistas que el nuevo escenario del crimen organizado está más fragmentado, informó EFE.

«Hablamos de redes y no de estructuras como tal (…) Los nuevos actores son muchos nodos pequeños que forman parte de una red. Para mí, la cosa importante es quién hay detrás, porque están exportando más cocaína que nunca», manifestó McDermott.

El investigador detalló que «el volumen» de droga que se mueve «es gigantesco», y que los «actores pequeños no son quienes la están moviendo», sino son los «jefes», a quienes llama «los invisibles, porque hoy en día es mejor protección el anonimato que un ejército privado».

Esta tendencia, que según el estudio se ha gestado en los últimos años, conforma lo que los investigadores llamaron «Pax Mafiosa», pactos de no agresión o incluso de colaboración entre los actores del crimen organizado.

McDermott y su equipo también concluyeron que «la retirada de las FARC tuvo un efecto trascendental» en la producción de la cocaína en Colombia, pues la guerrilla ofrecía «protección» a los productores y «regulaban el mercado en esa etapa» de la cadena del narcotráfico.

Sin embargo, las facciones de las FARC que no aceptaron el acuerdo de paz y siguieron operando en algunos puntos del país se han expandido «por las rutas del narcotráfico».

La profesora de la Universidad del Rosario e investigadora del Observatorio de Crimen Organizado Arlene Tickner explicó a la prensa que «las disidencias de las FARC que nunca entraron al proceso y que tenían vínculos con diferentes facetas del narcotráfico sencillamente han continuado haciendo lo que venían haciendo».

«En una perspectiva de la implementación inadecuada de los acuerdos, lo que prevemos es la posibilidad de que algunos desmovilizados, al no encontrar ninguna salida vital, regresen a actividades armadas» atraídos por estas disidencias, agregó.

Además del potencial crecimiento de estos grupos, la investigación prevé una «creciente participación» de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en «actividades criminales», una «mayor invisibilidad» de los grandes jefes del narcotráfico que «privilegie más la plata que el plomo» y la creciente «fragmentación» de los actores actuales.

Así, el equipo de InSight Crime instó a los políticos a buscar en el informe nuevas estrategias para combatir el crimen organizado, «priorizar a la Policía» frente al Ejército para esos fines y fortalecer la lucha contra la corrupción.

«Las tácticas tradicionales no están funcionando (…) No vamos a parar la erradicación, la captura de los jefes del narcotráfico, pero es obvio que eso sólo no ha funcionado. Tenemos que complementar esta estrategia con otras cosas no represivas», declaró McDermott.

El investigador destacó la necesidad de «afrontar el narcotráfico de manera transnacional» en un contexto en el que «no hay liderazgo de Washington» y que «dentro de América Latina» no se ha «acordado cómo enfrentar esta criminalidad que toca la vida de casi cada latino».

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