Lavado de dinero y corrupción política | Reseña del libro de Edgardo Buscaglia

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CCD |  Hoy iniciamos una nueva sección en CuentasClarasDigital. Regularmente publicaremos análisis y comentarios de libros y ensayos relativos a la delincuencia organizada, en especial a la legitimación de capitales -blanqueo de capitales o lavado de dinero – la financiación del terrorismo, la corrupción y muy especialmente sobre el vínculo entre la corrupción política y la violación de los Derechos Humanos.

Comenzamos con una reseña del libro “Lavado de dinero y corrupción política: El arte de la delincuencia organizada internacional”   de Edgardo Buscaglia, (Debate. Penguin Random House. Grupo Editorial. México 2016).

El autor de esta obra, que no vacilamos en considerar fundamental para el entendimiento cabal de este tema, es actualmente presidente del Instituto de Acción Ciudadana en México y desde 1990 se ha desenpeñado como asesor en materia de la lucha contra la delincuencia organizada y en reformas judiciales para diversos organismos internacionales y bilaterales  en 111 países. Director del International Law and Economic Development Center, e investigador académico principal en derecho y economía en la Universidad de Columbia en Estados Unidos. Reconocido especialista en el tema que aborda en este libro, es columnista en los principales diarios de América y Europa y es frecuentemente entrevistado en los medios audiovisuales. 

La obra inicia con el prólogo autoría del fiscal del Tribunal Supremo de Justicia de España, Carlos Castresana Fernández, quien no duda en calificar las propuestas de Buscaglia como la hoja de ruta para desmantelar el crimen organizado estatal y seguidamente proceder contra el no estatal, con la participación activa de la sociedad civil que tiene “un lugar y una responsabilidad fundamentales en las sociedades democráticas.”

A lo largo del libro analiza cómo el dinero ilícito halla sus principales fuentes en el narcotráfico, la corrupción política, los fraudes fiscales, el contrabando y la piratería, la trata de personas, las extorsiones y fraudes cibernéticos y otros delitos que debieran ser detectados por medio de la supervisión de las operaciones financieras y la coordinación de entidades de regulación financiera y no financiera.

Buscaglia enfatiza la importancia de las unidades de investigación patrimonial como entes fundamentales para desmantelar las redes criminales de políticos corruptos y delincuentes organizados que trafican con diversos bienes y servicios. La expansión de la acción criminal, asevera, solo incrementa la desigualdad, la injusticia y la pobreza.

El primer capítulo está referido a los orígenes de los recursos procedentes de las redes criminales e inicia analizando las denuncias contra Monseñor Nuncio Scaranno arrestado por las autoridades italianas acusado de fraude y corrupción en general durante su ejercicio en el llamado “Banco de Dios” del Vaticano y luego profundiza en el tema del origen del dinero sucio, de origen ilícito ligado a redes criminales, y cómo descubrirlo.

La revista “Fortune” ha generado clasificaciones de las organizaciones delicuenciales más poderosas y destaca a la “Yakusa”, término japonés para designar la mafia, Yamaguchigumi como la red criminal más poderosa del planeta, a la cual le sigue la organización rusa Solntsevskaya Bratva; la camorra napolitana y otra organización criminal también italiana, la Ndvangheta; y en el último lugar del ranking de “Fortune” aparece el llamado “Cartel de Sinaloa”, originario de México pero que hoy mantiene presencia y opera por lo menos en 59 países.

Algunas investigaciones recientes podrían variar esta clasificación: el año 2015 fue arrestado en México Abigail González Valencia, alias “El Cuni”, quien junto a sus cinco hermanos serían los narcotraficantes más ricos del mundo, aún más que “El Chapo” Guzmán.

Continua este capítulo detallando las tres etapas para identificar e investigar el lavado de dinero según el Grupo Acción Financiera Internacional, GAFI. Y como colofón de este capítulo el autor se adentra en la magnitud del procesamiento de los delitos de la delincuencia organizada, desde el tráfico de drogas hasta el blanqueo de capitales por medio de la infraestructura cibernética-informática-electrónica que proveen los países más avanzados, plasmados en la Convención sobre Cibercrimen enmarcada a su vez en el Consejo de Europa, que conforma nueve tipos de delitos, cuatro de ellos ya definidos en los códigos penales de los países integrantes del Consejo.

El cibercrimen ha crecido a tal magnitud que ya deja más ganancias que el tráfico mundial de marihuana, cocaína y heroína juntos, y más específicamente los que se cometen contra los gobiernos constituyen entre 65% y 67% de los costos ocasionados por estos delitos contra los cuales los departamentos de policía han invertido billones de dólares pero aún sin resultados satisfactorios.

Cierra este capítulo con lo relativo al enfoque microinstitucional y la corrupción política, y las conclusiones del equipo de investigación que dirige Buscaglia considerando el análisis del trabajo puntual de agentes de inteligencia patrimonial-financiera, policías especializadas, fiscales y jueces.

Nadie sabe a ciencia cierta, asegura Buscaglia, que porcentaje representan los flujos de lavado por corrupción, aunque se constata que una proporción creciente del blanqueo no podría haber existido sin la corrupción política al más alto nivel y que como involucra a tres o más personas que cometen un delito por motivaciones económicas, debería ser tipificada como delincuencia organizada.

El autor y su equipo abundan en ejemplos de corrupción política en África, EEUU, México e Italia y determina distintos niveles y dimensiones de infiltración de la delincuencia organizada en los Estados. Ellos son: el acto de corrupción individual y aislado; en red de personas físicas y jurídicas; colocación de elementos en las estructuras del Estado; captura real del Estado por parte de grupos criminales; compra de actores políticos y colocación de miembros de la organización criminal en importantes posiciones de poder.

Este enfoque microinstitucional basado en el análisis de muestras llevó a la formación de una base de datos internacional, lo que constituye uno de los méritos del equipo.

El destino y ocultamiento de recursos provenientes de redes criminales es el aspecto que se aborda en el segundo capítulo del libro. Al respecto Buscaglia apunta que “es importante detallar que los canales preferidos por los criminales para limpiar sus ganancias normalmente tienen que ver con el uso de sectores económicos legales que involucran servicios cuyo pago se realicen en efectivo o la participación creciente de empresas legales del sector.”

¿Cómo identificar los tentáculos de las redes criminales; cómo medir las ganancias que generan; cómo establecer estrategias para detectar y anular los canales por los cuales ese dinero sucio se integra a la economía formal?

Son las preguntas que esta obra busca responder, a la vez que propone la creación de unidades de investigadoras de inteligencia financiera y de cualquier tipo de redes criminales, constitución de fiscalías y tribunales para enfrentar la tormenta perfecta que ocurre cuando redes de lavado de dinero utilizan fraudes trubutarios, electorales y corrupción de funcionarios privados y públicos para operar.

“Un verdadero proceso de democratización no se distorsionará si se establecen instituciones de controles preventivos y punitivos de la corrupción política, la delincuencia organizada y, por lo tanto, del lavado de dinero…” concluye diciendo Buscaglia en el epílogo de esta obra, cuyas propuestas de acción colectiva apuntan al sendero de la seguridad ciudadana.

La obra finaliza con veinte interesantes propuestas de controles, leyes, instituciones y sobre todo sobre la necesaria coordinación entre organismos y gobiernos para disminuir los incentivos para perpetrar delitos económicos organizados.

Autor: Iván Márquez Negretti

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