El informe titulado «Cripto en Venezuela: dos caras de una moneda», creado por Leopoldo López y Kristofer Doucette, explora cómo las criptomonedas han superado su origen como curiosidades digitales para convertirse en importantes herramientas de innovación financiera que ofrecen libertades y transparencia. En países en desarrollo como Venezuela, las criptomonedas ofrecen una autonomía financiera y una forma de eludir instituciones gubernamentales débiles y corruptas. Sin embargo, también han sido explotadas por regímenes autoritarios, como el de Nicolás Maduro, para evadir sanciones internacionales y facilitar la corrupción.
El Experimento del Petro
Introducido en 2018, el petro fue promovido como una moneda digital nacional para modernizar el comercio internacional de Venezuela. A pesar de las expectativas, fracasó en ganar tracción y estuvo marcado por la corrupción. A través de plataformas como PetroApp, el régimen intentó integrar el petro en la economía, pero estas iniciativas solo aumentaron el control estatal y la vigilancia, contradiciendo los principios descentralizados de las criptomonedas.
Corrupción y Manipulación Gubernamental
La criptominería, originalmente una actividad económica independiente, fue cooptada por el régimen de Maduro, que usó su poder para monopolizar la industria y enriquecer a funcionarios corruptos. Las criptomonedas fueron utilizadas para transacciones dudosas y para lavar dinero, complicando las relaciones internacionales y las políticas de sanciones.
Impactos Sociales y Económicos
La mala gestión y la corrupción han exacerbado la crisis económica en Venezuela, con hiperinflación y escasez de recursos básicos afectando a la población. A pesar del uso nefasto por parte del régimen, las criptomonedas han ofrecido a los venezolanos herramientas para protegerse contra la inflación, salvaguardar activos y mantener cierta independencia financiera de las políticas gubernamentales.
Escándalo y Colapso:
En 2023, el régimen de Maduro detuvo la comercialización del petro tras un escándalo masivo de corrupción, demostrando la falla completa de la iniciativa. Tras el escándalo, la SUNACRIP fue reestructurada para intentar proteger a los ciudadanos de los efectos negativos de la corrupción, aunque muchas de estas medidas parecen ser superficiales y no abordan los problemas subyacentes.
Este informe concluye que las criptomonedas en Venezuela ilustran cómo una tecnología prometedora puede ser manipulada por intereses corruptos, pero también cómo puede ofrecer resiliencia y oportunidades a los ciudadanos en un contexto de crisis económica y represión gubernamental.