Un reciente estudio publicado por Apple ha puesto en duda una de las grandes aspiraciones de la tecnología moderna: alcanzar una inteligencia artificial general (AGI) capaz de igualar o superar las capacidades humanas. El informe, titulado “La ilusión de pensar”, concluye que los modelos más avanzados de inteligencia artificial, como ChatGPT de OpenAI, Claude de Anthropic y otros sistemas similares, todavía fallan en tareas que requieren razonamiento lógico, planificación compleja o comprensión profunda, incluso cuando aparentan dominar otros desafíos con soltura. Con información de Observatorio Blockchain.
Aunque estos modelos han logrado avances notables en tareas específicas, el estudio revela que, al aumentar la dificultad de los problemas, su rendimiento no disminuye de forma gradual, sino que colapsa abruptamente. Esto demuestra que, lejos de pensar por sí mismos, los sistemas actuales simplemente reproducen patrones aprendidos a partir de grandes volúmenes de datos, sin capacidad real para razonar o adaptarse a situaciones nuevas. Lo que parece inteligencia es, en realidad, una imitación superficial basada en correlaciones estadísticas.
Apple también cuestiona la validez de los métodos tradicionales para medir la inteligencia de estos modelos, como la precisión en respuestas matemáticas o la generación de código. Estas métricas, según el informe, no capturan las verdaderas limitaciones de los modelos al momento de resolver problemas dinámicos, con múltiples variables o reglas no explícitas. La aparente inteligencia que muchos celebran es, en muchos casos, una ilusión generada por respuestas plausibles, pero carentes de comprensión real.
Uno de los hallazgos más significativos del informe es la identificación de un umbral crítico de complejidad. Más allá de ese punto, los modelos evaluados pierden casi toda efectividad, lo que demuestra que no cuentan con estrategias adaptativas ni herramientas cognitivas similares a las humanas. La arquitectura predominante —el aprendizaje profundo basado en redes neuronales— no basta para construir una inteligencia flexible. Por más datos o capacidad de cómputo que se les incorpore, estos modelos siguen sin poder abordar tareas que requieren pensamiento autónomo.
Ante este panorama, Apple sugiere que la evolución de la inteligencia artificial podría beneficiarse de un enfoque híbrido que combine redes neuronales con sistemas clásicos de lógica simbólica. Este modelo integrador permitiría que las IA manejen reglas explícitas y estructuras lógicas complejas, lo que podría mitigar su tendencia al colapso ante problemas de alta dificultad. Esta combinación podría representar un avance más realista hacia una IA verdaderamente útil y robusta, sin depender exclusivamente de correlaciones estadísticas.
La razón por la que alcanzar una AGI sigue siendo tan difícil es clara: la mente humana no solo reconoce patrones, sino que también infiere, anticipa, se adapta y crea soluciones originales. En cambio, los modelos actuales tienden a memorizar respuestas en lugar de entenderlas. Pueden redactar textos convincentes, pero no saben realmente lo que están diciendo. Esta brecha entre forma y fondo es la que impide, por ahora, que se hable de una inteligencia artificial verdaderamente pensante.
El estudio de Apple no busca restar valor a los logros actuales, sino aportar realismo. Reconoce que la IA es una herramienta poderosa, útil en tareas como atención al cliente, análisis de datos o generación de contenido bajo supervisión. Pero también advierte que esperar una inteligencia general autónoma es, por ahora, una quimera. No se trata de pesimismo, sino de una llamada a enfocar los esfuerzos en lo que es posible y útil, en lugar de alimentar expectativas que pueden frenar el verdadero progreso.
Al final, la investigación de Apple ofrece una perspectiva más sobria y científica en medio del entusiasmo desbordado. La AGI sigue siendo una meta lejana, pero no imposible. Alcanzarla requerirá rediseñar los fundamentos de la IA, combinar enfoques diversos y aceptar que el camino no será corto ni sencillo. Por ahora, pensar sigue siendo un privilegio exclusivamente humano.