A casi un año de que Nicolás Maduro vinculara la paralización del sector cripto en Venezuela con el escándalo de corrupción Pdvsa-Cripto, el panorama sigue siendo incierto y desalentador. La trama, que dejó un agujero millonario en las arcas del país, involucró a altos funcionarios, incluido Tareck El Aissami, señalado como líder de la operación para desviar fondos petroleros a través de criptomonedas mediante el exchange Kraken. La estrategia buscaba esquivar los controles y dificultar la trazabilidad del dinero. Con información de Criptonoticias.
En ese momento, Maduro prometió que Venezuela retomaría la senda de los criptoactivos, relanzando una estrategia multimonetaria. Sin embargo, hasta la fecha no hay avances reales ni señales claras sobre la reactivación del sector. La fallida experiencia del Petro, lanzado en 2018 y prácticamente desaparecido en 2024, dejó cicatrices profundas: desconfianza en el sistema, escasa adopción y una percepción generalizada de fracaso.
El escándalo también sacudió a la Superintendencia Nacional de Criptoactivos (Sunacrip), implicada directamente en la trama. Aunque Maduro anunció su reestructuración total, no se ha informado sobre la conclusión de este proceso ni sobre el restablecimiento efectivo de sus funciones, dejando al ecosistema cripto en un limbo regulatorio.
La minería de criptomonedas tampoco ha escapado a la represión. Con el argumento de proteger el sistema eléctrico, el gobierno ha continuado confiscando equipos. El gobernador de Carabobo, Rafael Lacava, informó que solo en su estado se incautaron más de 11.000 máquinas en 2024. Un año después, la situación permanece prácticamente igual, con restricciones severas y un clima hostil hacia la actividad minera.
En medio de este vacío legal y la falta de supervisión, las estafas han proliferado. El colapso de plataformas como SolesBot en 2024 y más recientemente HV IJEX en 2025, que afectó a unos 80.000 usuarios en Venezuela y Colombia, son prueba de la vulnerabilidad que enfrenta la población ante esquemas fraudulentos que prometen ganancias rápidas.
Todo esto evidencia la necesidad urgente de fortalecer la educación financiera en Venezuela. La combinación de crisis económica, desconocimiento y falta de regulación convierte al ciudadano común en blanco fácil de fraudes. Sin avances institucionales visibles y con un ecosistema digital marcado por la opacidad y la inseguridad, las perspectivas para el sector cripto en el país siguen siendo poco alentadoras.
Habrá que esperar si en los próximos meses hay un cambio tangible, pero por ahora, la promesa oficial de reactivar el mercado de criptoactivos sigue siendo solo eso: una promesa.
