Los intereses del narco-Estado detrás de los enfrentamientos armados en Apure

Voceros de grupos irregulares acusan a Maduro de tomar parte en un conflicto entre bandas disidentes de la guerrilla colombiana que se ha desplazado a suelo venezolano, para lo cual ha utilizado a una parte de la FANB.

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El episodio relacionado con el enfrentamiento armado del pasado 21 de marzo, entre las fuerzas militares venezolanas (FANB) y grupos irregulares colombianos, en la población fronteriza de la Victoria de la parroquia Urdaneta del Alto Apure, ha puesto en evidencia importantes aspectos relacionados con la presencia de grupos paramilitares y guerrilleros colombianos en territorio venezolano.

A consecuencia del evento, se han podido conocer algunos pormenores relacionados con la confrontación existente entre fuerzas irregulares presentes en la zona y con la estrategia y capacidad operativa militar del régimen de Nicolás Maduro, para enfrentar la incursión y emplazamiento de estos grupos del lado venezolano de la frontera.

Si bien el evento tomó notoriedad pública luego de conocerse los ataques que realizaron aviones Kafir-8 de la FANB contra puntos específicos cerca de la población de la Victoria y el departamento de Arauca en Colombia, la movilización militar venezolana era conocida en la zona desde una semana antes. En el preámbulo de la operación aérea se observó en el área una fuerte movilización de efectivos y equipos de guerra  e inclusive la presencia de supuestos funcionarios de inteligencia militar encubiertos en labores de obreros y vendedores ambulantes en las poblaciones de La Victoria, Arenales, Sector 8, El Ripial y Guafites.

Se supo con posterioridad que el campamento Tres Esquinas del Frente Décimo, operado por uno de los grupos disidentes de las FARC, había sido desalojado por sus ocupantes un día antes de ser atacado por la FANB. Es decir, conocían con antelación las intenciones de su atacante. 

Si bien en los últimos años se ha señalado a las guerrillas del ELN como las predominantes en la zona, no es menos cierto que en la actualidad existe una importante presencia de grupos disidentes de la FARC, como son Nueva Marquetalia dirigida por Iván Márquez y Jesús Santrich y la Gentil Duarte al mando de Miguel Botache Santanilla, alias Gentil Duarte.

Estos grupos disidentes se encuentran actualmente enfrentados por el control del territorio, en un intento por asegurarse para sí un importante corredor que le facilite la movilidad de sus efectivos, el traslado de abastecimientos y logística, así como mayor seguridad para llevar adelante sus operaciones de narcotráfico, contrabando de armas, minerales, combustible, etc., y de lucha contra el gobierno de Colombia y sus Fuerzas Armadas en esta franja fronteriza. 

Teniendo en cuenta la estrecha relación que se ha evidenciado en los últimos años entre los gobierno de Chávez y Maduro con el ELN y el grupo de Márquez y Santrich, el ataque de la FANB contra el campamento Tres Esquinas cuyo jefe es Fabián Guevara Carrascal, alias Farley (aliado de Gentil Duarte), el hecho ha sido interpretado como una operación de la FANB para favorecer al grupo de Márquez/Santrich.

Esto significa trasladar hacia territorio venezolano el escenario del enfrentamiento que viene teniendo como actores a grupos irregulares colombianos rivales. Así se confirma en una declaración atribuida a otro líder guerrillero del Décimo Frente (y aliado de Gentil Duarte), Jorge Eliecer Jiménez Martínez, alias Arturo o Jerónimo, donde acusa al gobierno de Maduro de ordenar el bombardeo bajo la influencia de Márquez/Santrich. Vale decir, un conflicto entre grupos disidentes que se ha desplazado a suelos venezolanos y en el cual ha tomado parte de manera parcializada la FANB. 

Bajo esta perspectiva, queda ratificado que para el gobierno de Maduro, ni las FARC-Nueva Marquetalia ni el ELN, son considerados como una amenaza, razón por la cual estos grupos no están incluidos dentro de la estrategia de lucha anti guerrillera en esa región del país.

Esta falta de voluntad política para hacer frente a la incursión de grupos irregulares armados que atentan contra la paz, seguridad e integridad territorial de Venezuela, pudiera explicar de alguna manera las deficiencias y limitaciones que han quedado expuestas en materia de estrategia y capacidad operacional contra insurgentes por parte de la FANB.

El lamentable fallecimiento de ocho efectivos militares venezolanos, asociados a la indebida operación o mantenimiento de un sistema de morteros o a la no detección de minas antipersonales desplegadas por los irregulares, son indicios de inadecuados programas de entrenamiento, dotación y estrategia en el ámbito militar. Como de costumbre, la opacidad y la reiterada acusación del régimen de Maduro contra el imperio norteamericano y el gobierno colombiano han marcado la explicación oficial ante los hechos.       

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