David Martínez, el buitre amigo de Maduro que está detrás de los anuncios

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CCD | Unificación cambiaria, aumento de la gasolina, incremento en la tasa del IVA, impuesto al débito, adelanto en el cobro del impuesto sobre la renta, anclaje nominal, no mas emisión de dinero inorgánico, compromiso de déficit cero. 

Todo suena a que el régimen de Maduro finalmente se convenció de hacer algo en materia de estabilización macroeconómica y abandonar su tesis de que todo era producto de una conspiración contra él. 

Es verdaderamente patético escuchar a Maduro ahora hablar que se acabó la emisión de dinero inorgánico y que hay que comenzar con una devaluación, que en los hechos valida el nivel del mercado paralelo, hasta hace poco innombrable. 

Es evidente que alguien convenció a Maduro, aunque no estamos muy seguros que lo hizo con su equipo económico, a juzgar por las caras de asombro de sus ministros y su ansiedad por asimilar sus palabras durante la alocución del pasado 17 de agosto. 

En los anuncios pareciera mediar el desorden y la imprecisión en la que múltiples interpretaciones pueden ser válidas. Pero es claro que  alguien lo convenció de la gravedad de la situación y la urgencia de ensamblar un programa de estabilización.

¿Quién lo convenció y cuáles son la posibilidades de éxito de un programa anunciado en medio de ese enorme desorden? 

Respondamos la primera pregunta. El ventrílocuo detrás de los anuncios no es otro que el multimillonario mexicano David Martínez, quien ya estuvo el año pasado tras el anuncio de la declaración de moratoria de la deuda, y ahora se desenvuelve con gran familiaridad en los despachos de Castro Soteldo y Tareck el Aisami. 

Martínez hizo mucho dinero en la reestructuración de la deuda argentina, como asesor de los Kirchner. Es un personaje que poco le importa la suerte de sus asesorados y su principal preocupación es como maximizar sus beneficios, como demostró en el caso argentino, y ahora en el caso venezolano su interés también es claro: el enorme negocio de la reestructuración de la deuda venezolana, mas de 70 mil millones de dólares en pasivos en forma de bonos. Pero David Martínez tiene claro que debe mantener el paciente vivo, sabe que este episodio de la hiperinflación venezolana es una enfermedad terminal. Es por ello que desde hace tiempo financia a un grupo de economistas ecuatorianos y mexicanos que han ayudado al gobierno de Maduro a ensamblar un boceto de programa de estabilización, en buena medida inspirado en la experiencia del plan real brasileño de 1994. 

Cualquier programa de estabilización necesita de un ajuste que reduzca el financiamiento monetario del déficit fiscal y de un enorme esfuerzo comunicacional que permita anclar las expectativas de los agentes económicos. 

Con la hiperinflación ocurre que el dinero, en este caso el bolívar, pierde sus tres funciones básicas: medio de pago, unidad de cuenta y acervo de valor. Restituir la confianza en la moneda requiere en muchos casos de medidas extremas, como la dolarización, o como en el caso brasileño, la introducción de una nueva unidad de cuenta, – como fue primero el real brasileño, que luego se convirtió en una moneda de curso legal- que permitan la restitución de la confianza en la moneda. En las experiencias de estabilización en situaciones de hiperinflación es cierto que no hay recetas mágicas, pueden funcionar fórmulas heterodoxas como ortodoxas, pero no hay nada que funcione sin reducir el déficit fiscal. En Brasil tuvo éxito dejar fluctuar el tipo de cambio e introducir un ancla virtual que sirvió de unidad de cuenta. Muchos economistas, incluyendo los del Fondo Monetario Internacional pensaban que no iba funcionar. Al final fue una experiencia exitosa. 

En el caso venezolano, como siempre el diablo está en los detalles. Resulta que al final el aumento de la gasolina va tener un subsidio que puede alcanzar hasta el 70% del parque automotor. El gobierno cree que el asunto es el contrabando, cuando en realidad es el precio interno. El aumento del IVA es solo para bienes suntuarios, de tal manera que la ganancia en recaudación es mínima .El impuesto al débito es solo para contribuyentes especiales. Aunque suene injusto, hay que aumentar el IVA a un universo mayor. 

Por si fuera poco, el aumento del salario mínimo, mas su efecto en las pensiones, sencillamente se lleva todo el esfuerzo de aumento en los ingresos. 

El ventrílocuo y su equipo de asesores probablemente no sacaron bien las cuentas, quizás en medio del desorden tampoco tenían toda la información necesaria. Seguramente tampoco contaron con que el presidente y su equipo le agregarían algunos giros a sus palabras, los cuales distorsionaron el mensaje original. Las marionetas en este caso son políticos y no seres inermes. 

No hay que ser un profesional de la macroeconomía para pronosticar que un programa de esas características no tiene posibilidades de éxito. Eso, David Martínez seguramente lo sabe, pero en el camino conoce que puede hacerse mucho dinero con la volatilidad. Lo importante es contar con información privilegiada y David Martínez esta en el sitio apropiado.

Fuente: Redacción

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