Firma panameña: umbral de vasto flujo de oscuros secretos offshore

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OK5envioMossack Fonseca & Co. tenía un problema en Las Vegas. Documentos legales archivados en la Corte de Distrito de EE.UU. en Las Vegas afirmaban que la firma con base en Panamá había creado 123 compañías en Nevada que habían sido utilizadas por un asociado del ex presidente de Argentina para robar millones de dólares de contratos gubernamentales. Una orden exigía que Mossack Fonseca entregara detalles sobre todo el dinero que había viajado a través de las compañías de Nevada.

El repotaje de Martha M. Hamilton Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación precisa que,   Mossack Fonseca no quería dar esta información. Para una firma que se especializa en establecer compañías offshore difíciles de rastrear para clientes de todo el mundo, la confidencialidad es obligatoria.

Jürgen Mossack. (Foto: La Prensa)

La firma trató de bloquear la orden negando que sus operaciones en Las Vegas, llevadas a cabo por una compañía llamada M.F. Corporate Services (Nevada) Limited, fueran parte del grupo Mossack Fonseca.

El co-fundador de la firma, Jürgen Mossack, testificó bajo juramento que “MF Nevada y Mossack Fonseca no tienen una relación de central-subsidiaria y Mossack Fonseca no controla los asuntos internos u operaciones diarias de MF Nevada”.

Pero registros secretos obtenidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), el diario alemán Süddeutsche Zeitung y más de un centenar de otros medios asociados elevan nuevas dudas sobre ese testimonio jurado.

No solo muestran que la subsidiaria de Nevada era totalmente propiedad de Mossack Fonseca, sino que, detrás de escena, la firma tomó acciones para borrar registros potencialmente dañinos de teléfonos y computadoras para ocultar detalles de sus clientes al sistema judicial de Estados Unidos.

Un email de 2014, por ejemplo, instruye que cualquier vínculo entre el sistema informático central de Mossack Fonseca en Panamá y la oficina de Nevada “debe estar oculto a los investigadores”. Otros emails reportan que empleados informáticos operando vía control remoto desde Panamá “trataron de limpiar los registros de las PCs de la oficina de Nevada” y planeaban llevar a cabo una “sesión remota para eliminar los rastros de acceso directo a nuestra CIS” – el sistema de información computarizada de la firma.

Los documentos incluso muestran que un empleado de la firma viajó de Panamá a Las Vegas para sacar documentos del país. “Cuando Andrés vino a Nevada, limpió todo y trajo todos los documentos a Panamá”, dice un email del 24 de setiembre de 2014.

En comentarios a ICIJ, Mossack Fonseca negó “categóricamente” destruir o esconder documentos que puedan ser utilizados en una investigación o litigación.

Los más de 11 millones de documentos obtenidos por ICIJ – emails, cuentas bancarias y registros de clientes – representan el funcionamiento interno de Mossack Fonseca durante casi 40 años, desde 1977 hasta diciembre de 2015. Revelan las propiedades offshore de individuos y compañías de más de 200 países y territorios.

Hacen un recuento, ejemplo tras ejemplo, de delitos éticos y legales por parte de clientes y proveen evidencia de una firma dispuesta a actuar como guardiana de los secretos de su cliente, incluso aquellos que resultan ser delincuentes, miembros de mafias, narcotraficantes, políticos corruptos y evasores de impuestos.

Los archivos muestran que el negocio ha sido bueno.

Hoy, Mossack Fonseca es considerado uno de los cinco mayores proveedores de secreto offshore al por mayor en todo el mundo. Tiene más de 500 empleados y colaboradores en más de 40 oficinas alrededor del mundo, incluyendo tres en Suiza y ocho en China, y en 2013 tuvo ganancias por más de 42 millones de dólares.

Mossack Fonseca respondió a preguntas ante los hallazgos de ICIJ diciendo que “durante 40 años Mossack Fonseca ha actuado sin actos reprochables… Nuestra firma nunca ha sido acusada en conexión a actos criminales”.

El vocero Carlos Sousa dijo que la firma “solo ayuda a sus clientes a incorporar compañías”. Eso no significa “establecer un vínculo de negocios o dirigir de forma alguna las compañías formadas”, agregó.

Las raíces de la firma

Mossack Fonseca tiene sus orígenes en 1986, cuando Ramón Fonseca unió su pequeña firma legal en Panamá con otra firma local dirigida por Jürgen Mossack, un panameño de origen alemán

“Juntos”, Fonseca dijo luego a un periodista, “hemos creado un monstruo”.

Ambos hombres tenían prestigio internacional y antecedentes en el mundo del dinero, el poder y los secretos.

Fonseca nació en Panamá en 1952 y estudió derecho y ciencia política en la Universidad de Panamá y la London School of Economics. En su juventud, recordó una vez, quería salvar el mundo, primero interesándose en convertirse en sacerdote y luego trabajando durante seis años para las Naciones Unidas en Ginebra.

“No salvé nada, no logré ningún cambio”, dijo en una entrevista televisiva en 2008. “Entonces decidí, ya un poco más maduro, dedicarme a mi profesión, tener una familia, casarme y vivir una vida normal… Al envejecer, uno se vuelve más materialista”.

Mossack nació en Alemania en 1948. Se mudó a Panamá con su familia a principios de la década de 1960, de acuerdo a su socio. El padre de Mossack había sido miembro de la Waffen-SS, el notorio brazo armado del Partido Nazi durante la Segunda Guerra Mundial, según archivos de inteligencia del Ejército de EE.UU. obtenidos por el ICIJ.

Tras la guerra, el padre ofreció sus servicios al gobierno de EE.UU. como informante, indican los archivos, asegurando que “estaba a punto de unirse a una organización clandestina de ex nazis convertidos en comunistas… o nazis sin convertir haciéndose pasar por comunistas”. Un oficial de inteligencia del Ejército escribió que la oferta de espiar para EE.UU. podía ser simplemente “un astuto intento de salir de una situación incómoda”.

Sin embargo, los viejos archivos de inteligencia indican que el padre de Mossack luego acabó en Panamá, donde se ofreció como espía, esta vez, a la CIA, ante la actividad comunista en la cercana Cuba.

Tras conseguir un título de derecho en Panamá en 1973, el hijo trabajó por un tiempo como abogado en Londres antes de volver a Panamá para abrir la firma que luego se fusionaría para formar Mossack Fonseca & Co.

Hoy, ambos socios se mueven en los círculos más altos de la sociedad panameña.

Además de ser un abogado, Fonseca lleva una segunda vida de perfil igualmente alto como un novelista galardonado. Entre sus libros está “Mister Politicus”, un thriller político que, según dice su sitio web literario, “articula el complicado proceso que funcionarios inescrupulosos emplean para ganar poder y lograr sus detestables ambiciones”.

Fonseca conoce el mundo de la política por su trabajo, hasta hace poco, como asesor del presidente panameño Juan Carlos Varela.

Fonseca anunció a principios de marzo que iba a tomarse un descanso de esa posición luego de alegatos de que la oficina brasileña de Mossack Fonseca estaba envuelta en un creciente escándalo de sobornos y lavado de dinero centrado en la petrolera estatal de Brasil. Tomó ese paso, según dijo, “para defender mi honor, a mi firma y a mi país”.

Negando cualquier participación en delitos durante una entrevista televisiva, utilizó una analogía que la compañía ha empleado antes, diciendo que si una firma offshore es utilizada de mala forma, la compañía no es más culpable que una fábrica de automóviles que ensambló un auto que luego es usado en un robo.

Mossack es un miembro del prestigioso Club Unión, donde su hija Nicole hizo su debut en sociedad en 2008. También trabajó en Conarex, el Consejo de Relaciones Exteriores de Panamá, entre 2009 y 2014.

Las propiedades de Mossack, según los archivos obtenidos por el ICIJ, incluyen una plantación de tecas y otros terrenos, un helicóptero ejecutivo, un yate llamado Rex Maris y una colección de monedas de oro.

Abriéndose camino en las IVB

La fusión que creó a Mossack Fonseca llegó en un momento difícil de la historia de Panamá. El país enfrentaba inestabilidad política y económica bajo la dictadura del militar Manuel Noriega, quien llamaba la atención debido a las evidencias de que estaba envuelto en lavado de dinero y narcotráfico.

En 1987, con una Panamá ensombrecida, Mossack Fonseca dio su primer gran paso en el extranjero, estableciendo una sucursal en las Islas Vírgenes Británicas, que años antes había aprobado una ley que facilitaba establecer compañías offshore sin revelar públicamente a los dueños y directores.

“Mossack Fonseca fue la primera en venir de Panamá a las IVB, y otros siguieron”, dijo Rosemarie Flax, la veterana directora de Mossack Fonseca allí, a un medio de las Islas Vírgenes Británicas en mayo de 2014.

Hoy, las Islas Vírgenes Británicas albergan a cerca del 40 por ciento de las compañías offshore del mundo. De las compañías que aparecen en los archivos de Mossack Fonseca, una de cada dos compañías – más de 113.000 – fueron incorporadas en las Islas Vírgenes Británicas.

Mossack Fonseca dio otro importante paso en 1994.

Ayudó a la diminuta nación de Niue – una isla coral del Pacífico Sur con una población de menos de 2.000 personas – a idear legislación que permitía la incorporación de compañías offshore. La firma había elegido a Niue, según dijo Mossack luego a la Agence France-Press, porque quería una locación en la zona horaria Pacífico asiático y porque no tendría competencia. “Si teníamos una jurisdicción así de pequeña, y la teníamos desde el principio, podíamos ofrecer a la gente un ambiente estable, un precio estable”.

Entonces, Mossack Fonseca firmó un contrato de 20 años con el gobierno del pequeño atolón por derechos exclusivos para registrar compañías offshore en Niue. Niue ofrecía registros en caracteres chinos o cirílicos, lo que la hacía atractiva para clientes chinos o rusos.

Para 2001, Mossack Fonseca hacía tantos negocios en Niue que estaba pagando el equivalente de $1,6 millones del presupuesto anual estimado de 2 millones de dólares del gobierno de Niue.

Pero las cercanas relaciones de la firma con la isla también comenzaron a atraer atención no deseada.

Ese mismo año, el Departamento de Estado de EE.UU. cuestionó los “inquietantes acuerdos” entre Niue y Mossack Fonseca y advirtió de que la industria offshore de Niue había estado “vinculada al lavado de ganancias criminales de Rusia y Sudamérica”.

La Fuerza de Tarea de Acción Financiera, una organización intergubernamental establecida por grandes naciones para combatir el lavado de dinero, puso a Niue en una lista negra de jurisdicciones que no tomaban pasos para prevenir el lavado de dinero, amenazando con sanciones económicas.

Aunque Mossack negó que Niue estuviera involucrada en lavado de dinero, en 2001 el Banco de Nueva York y Chase Manhattan impusieron embargos sobre las transferencias de dólares a Niue. En 2003, Niue se negó a renovar a cuatro compañías incorporadas por Mossack Fonseca, señalando que estaría cerrando la franquicia exclusiva de la firma.

Cambiando operaciones

Perder a Niue no frenó a Mossack Fonseca. Simplemente cambió sus operaciones, la firma alentando a clientes que tenían compañías en Niue a que simplemente las reincorporen la cercana nación de Samoa.

El cambio fue parte de un patrón que emerge en los documentos. Cuando acciones legales obstaculizan la habilidad de Mossack Fonseca de servir a sus clientes, se adapta rápidamente y encuentra otros lugares en los que trabajar.

Cuando las Islas Vírgenes Británicas pusieron en su mira a las acciones al portador en 2005, Mossack Fonseca mudó ese negocio en particular a Panamá.

Las compañías que tienen acciones al portador no muestran el nombre de un dueño. Si las acciones están en tus manos, te pertenecen. Han sido consideradas por mucho tiempo un vehículo para el lavado de dinero y otros delitos, y han ido desapareciendo gradualmente en todo el mundo. En algunas jurisdicciones aún se permiten, aunque sujetas a más restricciones.

La capacidad de Mossack Fonseca de mover sus negocios rápidamente queda evidente en un gran incremento de incorporaciones en una de esas jurisdicciones, la isla caribeña de Anguilla, que vio el número de compañías allí incorporadas incrementarse por más del doble entre 2010 y 2011. Anguilla es actualmente una de las cuatro principales jurisdicciones para incorporaciones de Mossack Fonseca.

Mossack Fonseca también expandió sus operaciones para encargarse de las necesidades adicionales de sus clientes, incluyendo el registro de aviones y yates privados.

Para 2006, de acuerdo a los archivos, Mossack Fonseca expandió aún más sus negocios encargándose de las finanzas de algunos clientes o, como lo describió la compañía, “manejo discrecional de portfolios”.

De acuerdo a los documentos, las operaciones internas de manejo de bienes de la firma – llamada Mossfon Asset Management S.A. o MAMSA – manejaba más de 4.700 transacciones y al menos $1,2 mil millones en dinero de clientes entre mediados de 2007 y mediados de 2015.

MAMSA trabajó con varios bancos, incluyendo a al menos dos que han sido sujetos a investigaciones por lavado de dinero: Banca Privada d’Andorra, acusado por el Departamento del Tesoro de EE.UU. de lavado de dinero para poderosas bandas criminales en un reporte de 2015, y Deutsche Bank Switzerland, cuya compañía matriz ha sido investigada por las autoridades del Reino Unido y los Estados Unidos por posible lavado de dinero para clientes rusos. El Tesoro de EE.UU. retiró su acusación contra la Banca Privada d’Andorra  el 19 de febrero de 2016 diciendo que “ya no opera en una forma que suponga una amenaza para el sistema financiero de EE.UU.”.

Los ex presidentes no ejecutivos del banco, los hermanos Ramón y Higini Cierco, cuya familia es el accionista mayoritario, dijeron que creían que la acción del Tesoro no podría soportar un proceso en la corte, y que las alegaciones estaban basadas en casos sobre los que el regulador de Andorra tenía “conocimiento por año”.

Secreto en venta

Los archivos muestran que al igual que con el Deutsche Bank, la firma trabaja con algunas de las más grandes instituciones financieras del mundo, como HSBC, Société Générale, Credit Suisse, UBS y Commerzbank, en algunos casos para ayudar a los clientes del banco a establecer complejas estructuras que hacen difícil que recolectores de impuestos e investigadores rastreen el flujo de dinero de un lugar a otro.

Mossack Fonseca dijo que esa alegación de que provee estructuras diseñadas para ocultar las identidades de los dueños es “completamente infundada y falsa”.

Société Générale y Credit Suisse dijeron que enfatizaban el cumplimiento con los impuestos y que se mantenían alertas ante el fraude y el lavado de dinero. Credit Suisse dijo que, desde 2013, ha estado implementando programas que requieren a sus clientes privados que provean evidencia de cumplimiento con impuestos, a riesgo de perder su relación bancaria.

“Las alegaciones son históricas, en algunos casos datan de hasta hace 20 años, precediendo a nuestras importantes y muy públicas reformas implementadas en los últimos años”, dijo Rob Sherman, portavoz de HSBC en Nueva York.

UBS dijo que conoce la identidad de los dueños de todas las compañías con las que se le pide trabajar y tiene reglas estrictas contra el lavado de dinero. Deutsche Bank destacó que llegó a un acuerdo con el Departamento de Justicia de EE.UU. de pagar $31 millones a cambio de un acuerdo de no-persecución en una investigación de bancos suizos que ayudaron a ciudadanos de EE.UU. a evadir impuestos.

Commerzbank dijo que no tenía comentarios.

Los verdaderos dueños de las cuentas bancarias que aparecen bajo los nombres de compañías offshore registradas por Mossack Fonseca pueden estar escondidos tras los denominados directores nominativos – prestanombres proveídos por Mossack Fonseca – que proveen cobertura para los dueños reales.

Dependiendo de cuánto paga un cliente, más de una jurisdicción secreta y más de una compañía anónima puedan estar involucradas, sumando a la frustración de las autoridades que intentan rastrear a los verdaderos dueños.

En Panamá, los productos de Mossack Fonseca incluyen fundaciones privadas que no están sujetas a impuestos allí y operan bajo una ley que no requiere que se revelen los nombres de los fundadores o beneficiarios.

Otras actividades halladas en los archivos incluyen a Mossack Fonseca cambiando y atrasando las fechas de documentos cuando un cliente está en problemas y permitiendo que sus clientes escondan sus bienes estableciendo fundaciones en Panamá que inicialmente citan a  ONGs como la World Wildlife Fund como beneficiarios pero permiten al cliente cambiar el beneficiario a placer.

Atrasar las fechas es una práctica común en la industria, que a veces refleja la fecha de una decisión tomada antes de que fuera registrada, dijo Mossack Fonseca. Su objetivo “no es cubrir o esconder actos fuera de la ley”.

En un caso, la firma ayudó a un autor de consejos financieros de Nueva York a esconder $1 millón de la Internal Revenue Service de Estados Unidos proveyendo al autor con “una persona natural nominada” – un maniquí que trabajaba para Mossack Fonseca – que fingía ser el dueño de una cuenta de inversión con el banco HSBC en Guernsey, una nación isleña en el Canal Inglés.

“No brindamos servicios beneficiarios para engañar a los bancos”, dijo Mossack Fonseca en respuestas escritas a ICIJ.

El más buscado

Aunque Mossack Fonseca dice públicamente que “conduce exhaustivas evaluaciones para verificar la legitimidad de cada uno de nuestros clientes” y asegura que nunca trabajaría con políticos corruptos, criminales u otros personajes dudosos, los registros internos de la firma pintan una imagen distinta.

Un análisis por parte de ICIJ descubrió, por ejemplo, que Mossack Fonseca ha trabajado con al menos 33 compañías y personas en la lista negra de las autoridades de EE.UU por sus vínculos con el terrorismo, el tráfico de drogas o porque ayudaron a regímenes renegados como Corea del Norte e Irán.

Mossack Fonseca dijo que “no alberga o promueve actos ilegales” y que “nunca permitió a sabiendas el uso de nuestras compañías” por parte de individuos que trabajen con gobiernos sancionados. En la mayoría de los casos, la obligación de vetar a los clientes es de los bancos, las firmas legales y otros intermediarios que son los vínculos entre la firma panameña y los dueños de sus compañías offshore, dijo.

Los archivos muestran que Mossack Fonseca a veces hizo un cálculo financiero para aferrarse a clientes que eran grandes fuentes de honorarios para la compañía, incluso si eran revelados como indeseables por las autoridades. En otros casos, los laxos procedimientos de Mossack Fonseca permitieron a individuos en listas negras y otros clientes cuestionables pasar desapercibidos incluso si la propia firma sabía con quiénes estaba tratando.

En un episodio que involucró a Rafael Caro Quintero, otrora jefe del cartel de drogas de Guadalajara en México, las acciones de la firma se basaron aparentemente en una consideración más visceral – miedo.

Las autoridades arrestaron a Caro Quintero en Costa Rica en 1985 por la tortura y el asesinato del agente antidrogas de EE.UU. Enrique “Kiki” Camarena. Fue extraditado a México y sentenciado en 1989 a 40 años en prisión. El gobierno mexicano confiscó su fortuna – incluyendo una propiedad que pertenecía a una compañía offshore establecida por Mossack Fonseca – y la entregó al gobierno de Costa Rica, que la pasó al Comité Olímpico Nacional de Costa Rica.

Los archivos muestran que en marzo de 2005, funcionarios olímpicos costarricenses pidieron a Mossack Fonseca ayuda para conseguir el título de la propiedad.

Jürgen Mossack puso objeción. Los accionistas de la compañía offshore tendrían que decidir – y no se sabía quiénes eran, dijo.

Sin embargo, un abogado de Mossack Fonseca escribió en un intercambio interno por email que “parece que el verdadero dueño de la propiedad, y por lo tanto la compañía, era el narcotraficante Rafael Caro Quintero”.

Mossack, uno de los tres directores citados en la compañía, no tenía interés en ponerse en la mira de Caro Quintero.

“Comparado con Quintero incluso Pablo Escobar era un bebé”, escribió en un e-mail, cuya idea central era que Mossack Fonseca renunciaría a su representación de la offshore de Caro Quintero. “No quiero estar entre los que Quintero visite al salir de la cárcel”.

En 2013, Caro Quintero fue liberado de prisión por un tecnicismo y desapareció inmediatamente. Sigue libre y está de vuelta en la lista de más buscados de Interpol.

A la defensiva

A pesar de la notoriedad de algunos de sus clientes, Mossack Fonseca ha conseguido mantener un perfil notablemente bajo. The Economist la llamó “Mossack Fonseca, la de la boca cerrada” en un artículo de 2012 sobre intermediarios offshore.

Ese mismo año, en julio de 2012, de acuerdo a los archivos, la compañía contrató los servicios de Mercatrade S.A., una compañía que provee “control de reputación en línea”.

El contrato promote lavar la imagen de Mossack Fonseca removiendo artículos negativos de Internet relacionados a 12 palabras clave en inglés y español. “Lavado de dinero, lavado de activos, evasión fiscal, fraude fiscal, Delito, Tráfico de armas, Money Laundering, Tax Evasion, Tax Fraud, dirty Money, scandal, escándalo”.

Desde entonces, Mossack Fonseca ha trabajado con una de las más poderosas agencias de relaciones públicas del mundo, Burson-Marsteller, que se especializa en representar a clientes controversiales, incluyendo a dictadores de Argentina, Indonesia y Rumania, y a Union Carbide luego de una letal explosión química en Bhopal, India.

A pesar de sus esfuerzos en relaciones públicas, las naciones han comenzado a mirar más de cerca las prácticas de Mossack Fonseca.

En 2012 y 2013, reguladores de las Islas Vírgenes Británicas endilgaron a la firma con una serie de multas por violar las reglas contra el lavado de dinero del país, incluyendo una pena de $37.500 por no evaluar adecuadamente a un cliente de “alto riesgo” – Alaa Mubarak, hijo del fallecido dictador de Egipto Hosni Mubarak.

En febrero de 2015, las autoridades alemanas lanzaron una serie de redadas en la oficina de Commerzbank y hogares privados en Fráncfort. Süddeutsche Zeitung reportó entonces que las autoridades alemanas estaban considerando acciones legales contra empleados de Mossack Fonseca por posibles contribuciones a la evasión de impuestos que involucraban a las oficinas del banco en Luxemburgo.

A principios de 2016 en Brasil, Mossack Fonseca se volvió el blanco de una investigación de sobornos y lavado de dinero denominada “Operación Lava Jato”, que se ha convertido en uno de los mayores escándalos de corrupción en la historia de Latinoamérica.

Los fiscales alegan que empresas brasileñas cooperaron entre sí para dividirse las subastas por contratos con el conglomerado petrolero estatal Petrobras, inflando precios y utilizando el dinero extra para sobornar a políticos y funcionarios de la petrolera, y enriquecerse.

Los fiscales brasileños afirman que la oficina de Mossack Fonseca en Brasil ayudó a algunos de los acusados creando compañías que se usaron para cometer crímenes. En una conferencia de prensa en enero de 2016, llamaron a Mossack Fonseca “un gran lavador de dinero” y anunciaron que elevaron cargos criminales contra cinco empleados de la oficina brasileña de Mossack Fonseca, por crímenes que van desde el lavado de dinero hasta la destrucción y ocultación de documentos.

La firma niega cualquier falta en el caso. Dijo en una declaración que la oficina de Mossack Fonseca en Brasil es una franquicia., y que la firma de Panamá, que practica solo en Panamá, “está siendo erróneamente implicada en asuntos en los que no tiene responsabilidad”.

El argumento es similar al utilizado en Las Vegas.

La recientemente resuelta acción legal en Las Vegas fue iniciada por una compañía de EE.UU., NML Capital, que está controlada por el inversor millonario Paul Singer – un gerente de fondos conocido por sus masivas donaciones al Partido Republicano de EE.UU.

Mossack Fonseca no estaba acusada. Pero ha sido objeto de órdenes de la Corte que buscan obtener información sobre las compañías de Nevada que el fondo alegaba habían sido establecidas a través de Mossack Fonseca por Lázaro Báez, un empresario cercano a los ex presidentes argentinos Néstor Kirchner y Cristina Fernández.

E-mails internos obtenidos por el ICIJ revelan que empleados de Mossack Fonseca en Panamá destruyeron u ocultaron apresuradamente evidencia del control de MF Nevada por parte de la firma, preocupados ante la posibilidad que el caso desencadene una redada en la oficina de Nevada.

Otra preocupación, indican los e-mails, era si la gerente de MF Nevada, Patricia Amunategui, podía ser obligada a testificar. En un e-mail, un funcionario de Mossack Fonseca dijo que la casa matriz quería que se “comporte como si fuera una proveedora” – actuando como si estuviera a la cabeza de una compañía independiente de EE.UU. que tenía una relación comercial con Mossack Fonseca, pero no una relación de propiedad.

Pero a funcionarios de Mossack Fonseca les preocupaba que ella no fuera lo suficientemente astuta para lograrlo.

El gerente informático de Mossack Fonseca escribió que los empleados de informática estaban preocupados porque Amunategui “no tiene la habilidad para pasar por una auditoría básica sin dejarnos en evidencia – ¡¡¡Cuidado!!!… Estoy muy preocupado por que la señora Patricia se olvide de las cosas y se ponga demasiado nerviosa. Creo que en esta situación podría volverse evidente que escondemos algo”.

El magistrado de EE.UU. Cam Ferenbach rechazó el intento de la casa matriz de distanciarse de MF Nevada.

Destacó que el contrato de la gerente de la sucursal estaba firmado por los socios de la firma, Mossack y Fonseca, y que ella recibía “todas sus órdenes” de un empleado de Mossack Fonseca que vive y trabaja en Panamá. “El propio sitio web de Mossack Fonseca & Co. vende los servicios de M.F. Corporate Services como propios”, escribió el juez.

El juez dictaminó en marzo de 2015 que Mossack Fonseca y MF Nevada eran una sola entidad.

 

 

(*) Colaboradores: Rigoberto Carvajal, Emilia Díaz-Struck, Cecile Schillis-Gallego,  Mar Cabra, Mago Torres, and Sol Lauría.

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