Andorra: Secretos del paraíso

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Cinco bancos que gestionan 41.000 millones de euros. Así se resume el poderío de este principado tan cercano y, a un tiempo, tan desconocido para los españoles. Oficialmente, dejó de ser paraíso fiscal hace cinco años. El caso Pujol, sin embargo, ha sacado a la luz que quien tuvo retuvo. Viajamos a los Pirineos para descubrir que todo huele a dinero en la vieja Andorra.

¿A qué huele el dinero? Que se lo pregunten a Apolo, un perro labrador de la Guardia Civil adiestrado para olfatear billetes en el puesto fronterizo de La Farga de Moles (Lérida), entre Andorra y España. Apolo es jovencillo y ansioso. Rastrea las moléculas olorosas del papel de los euros en los vehículos. Salta al habitáculo, se mete en el portaequipajes, olisquea el hueco de la rueda de repuesto. Su esperanza es dar con un buen fajo de billetes porque entonces podrá ladrar, alborozado, al agente que lo guía y reclamarle una golosina. Para él es un juego. Para él y para nadie más. Porque lo que se está ventilando en Andorra desde que este verano Jordi Pujol, el que fuera presidente de la Generalitat, confesó que tenía una cuenta con 4,3 millones de euros en la Banca Privada d’Andorra (BPA) y que llevaba 34 años ocultándolos al fisco, no es ninguna broma.

¿Pero a qué huele el dinero? Si está manoseado, a bacterias. Si son billetes nuevos de 200 y 500 euros, como los que los Pujol transportaban en bolsas a Andorra, según declaraciones al juez de María Victoria Álvarez, la exnovia del primogénito del clan: a tinta y productos químicos. Pero en ambos casos despide también un olor sutil e inconfundible. El dinero huye, el dinero se esconde, los que lo tienen se rodean de muros y guardaespaldas. Sí, el dinero huele a miedo. Quizá por eso no hay nadie mejor que un perro como Apolo para olerlo. Y ese aroma característico se ha acentuado hasta convertirse en un hedor que impregna a mucha gente: empezando por los banqueros andorranos y su selecta clientela, y siguiendo por el Gobierno y los habitantes del Principado. Es una fragancia espesa y penetrante, una amalgama de temores. Olfateemos.

Solo cinco bancos operan en Andorra, cuatro de ellos de origen familiar. Pero el sistema financiero tiene un peso desproporcionado: acapara el 18 por ciento del PIB y maneja 41.000 millones de euros. Hay unos 3000 empleados de banca en una población de 70.000 habitantes y sucursales por doquier en las siete parroquias en las que está dividido el país. Un país que no emite moneda ni tiene banco central, pero cuyas entidades aceptan gustosas cualquier divisa. Andorra dejó de ser oficialmente un paraíso fiscal en 2009, a raíz de un ultimátum del expresidente francés Nicolas Sarkozy, copríncipe del pequeño país de los Pirineos, título que los mandatarios franceses comparten con el obispo de la Seo de Urgel desde el siglo XII. Andorra firmó un compromiso para facilitar información fiscal, siempre que fuera bajo una petición «justificada», y un año más tarde eliminó (en teoría) el secreto bancario. Y así salió de la lista negra de la OCDE. Pero la letra pequeña limita mucho cualquier investigación.

En la práctica, la banca andorrana sigue defendiendo a capa y espada el anonimato de sus clientes. «No se facilitan listados de personas ni se responden a peticiones de solicitudes colectivas generalizadas de información», subraya la Asociación de Bancos de Andorra. Es decir, están prohibidas las temidas fishing expeditions (‘expediciones de pesca’). Solo se aporta información a requerimiento de un juez, nunca de forma voluntaria. Y deben existir indicios de delito. Curiosamente, el delito fiscal no está tipificado en las leyes andorranas. Así que debe ser otro delito más gordo, como terrorismo o narcotráfico. No es de extrañar que el comité del Consejo de Europa especializado en la lucha contra el lavado de dinero le diera un suspenso a Andorra en 2012: «Muestra signos de recaída y tiene que mejorar en la prevención del blanqueo de capitales».

La estrategia de la banca se puede resumir con el refrán que mejor define el carácter del paisanaje: ‘hacerse el andorrano’, que viene a ser como ‘hacerse el sueco’ en versión pirenaica. Mutis y a esperar. Así, pasando inadvertido, un país sin ejército (España y Francia tienen la obligación de defenderlo en caso de necesidad) lleva 800 años manteniendo su independencia. Y, ganando tiempo al tiempo, la banca procura reinventarse. En los últimos años se ha expandido y ha abierto oficinas fuera de Andorra, sobre todo en España. Tenía excedente de liquidez y compró bancos y cajas españoles tocados del ala. Pero más interesante es su implantación en plazas financieras estratégicas, como Suiza, Luxemburgo, Miami, Panamá y Uruguay. ¿Por qué?

Se entiende que la época del trasiego de maletines está dando sus últimos coletazos. ¿Qué hacemos ahora? «Lo primero: preguntarnos en qué destacamos. Somos muy buenos como banca privada. Es nuestro core business: el asesoramiento a las grandes fortunas», explica un ejecutivo. «Llegará un momento en que no se podrá garantizar el hermetismo absoluto, pero siempre podremos aconsejar a los grandes depositantes sobre cómo llevar el dinero a Panamá, Uruguay o Seychelles». Y ese consejo tiene un precio: el 3 por ciento de los activos gestionados. Es la transición del off-shore (‘paraíso opaco’) al on-shore (‘más o menos transparente’), que Andorra está haciendo a su manera: un purgatorio en semipenumbra. «Proporcionamos a nuestros clientes herramientas para gestionar sus ahorros en plazas de fiscalidad competitiva y alta privacidad», resume ambiguamente.

«Esto funciona con grandes patrimonios. Pero no nos engañemos, la mayoría de nuestros clientes no son potentados, sino pequeños y medianos comerciantes, industriales, profesionales liberales… Gente que cobra un dinero en negro, abre una cuenta cifrada y se olvida de Hacienda», discrepa otra fuente bancaria. La tranquilidad también tiene un precio: unos 600 euros al año cuesta el mantenimiento de una cuenta numerada, que te da derecho a que un agente personal del banco trate directamente contigo en un despacho donde no se anota nada, ni siquiera se permite tener el móvil encima de la mesa. Discreción total.

Y la tranquilidad de estos varios miles de depositantes, que suman un tercio de los ahorros cobijados en el Principado, es vital para el negocio. Por eso a la banca andorrana el caso Pujol le ha propinado un doble bofetón inesperado. El primero simbólico, pero llevadero. Se la ha vuelto a asociar en los medios de comunicación con los refugios de dinero negro. Táctica que seguir: hacerse el andorrano y que pase el vendaval. Al fin y al cabo, la transferencia que delató a Pujol se hizo en 2010. Eran otros tiempos. Y el segundo, de los que duelen. La sensación entre sus clientes de que la plaza segura ya no es tan segura. ¿Habrá estampida? Algunos medios especularon este verano con una fuga de capitales. Otros sugieren que solo hay «llamadas telefónicas pidiendo información». No hay fuentes oficiales ni oficiosas, solo rumores.

Lo mejor para hacerse una idea de lo que ocurre es acercarse a la frontera. Allí el juguetón Apolo, que solo lleva unas semanas de servicio, aún no ha olfateado un euro. Señal de cierta tranquilidad. No obstante, su predecesor -otro chucho llamado Arris- se hinchó a detectar divisas. Las estadísticas en la aduana de La Farga de Moles son sustanciosas en los últimos años. La Guardia Civil viene decomisando unos tres millones de euros anuales, si bien los medios andorranos señalan que es mucho más dinero el que se trinca de vuelta a España que al revés. Una prueba de que Andorra ya no es un paraíso. Habría que calibrar si ese dinero negro está siendo repatriado más bien por necesidades derivadas de la crisis -hay que echar mano de los ahorros- que por miedo a que el fisco les eche el guante.

Además, los registros de salida son más minuciosos que los de entrada. Por dos razones: una es que a Hacienda le resulta más rentable controlar a los que van de compras (por ejemplo, no se puede pasar sin declarar más de un cartón y medio de tabaco por persona) y hacerles apoquinar los impuestos que ir a la caza de evasores. Y dos, esto es así porque los evasores no son tontos. Y saben que pueden pasar un máximo de 10.000 euros por viaje sin ningún problema. Si es más dinero, pues se pasa en varios viajes. Hay que ser muy despistado (por ejemplo, llevando dinero suelto en la cartera, que también suma a la hora de computar, y pasarte de la raya) o un temerario para que te pillen. Los guardias civiles todavía recuerdan a una pareja de ancianos a los que sorprendieron el año pasado con 700.000 euros en una bolsa. Volvían a Barcelona en autobús. «Se ve que necesitaban el dinero con urgencia y pensaron que hacer 70 viajes eran muchos viajes», comenta un agente.

Si te pescan, los guardias te dejan mil euros (en concepto de mínimo de supervivencia) y requisan el resto, que envían al Banco de España. El portador de los billetes tendrá que acreditar su procedencia. Si lo hace, comienza otra investigación. Si es dinero negro, lo más normal es que se pague una sanción a Hacienda antes de la devolución.Los evasores, según un perfil de la Guardia Civil, son empresarios de entre 40 y 50 años, profesionales liberales que facturan en B, altos directivos y personas que no declaran todo lo que han obtenido por la venta de un inmueble. La mayoría son españoles, sobre todo catalanes, valencianos y vascos.

Fuentes bancarias aseguran que el grueso de los patrimonios de más de un millón de euros fueron regularizados durante la última amnistía fiscal, el año pasado, pero quedaría en torno a un 30 por ciento de depósitos menores de esa cantidad cuyos titulares prefirieron arriesgarse a ver qué pasa. El Gobierno de Andorra (la mitad del Gabinete son antiguos directivos de bancos) está negociando con el de España una nueva amnistía fiscal. Y su primer ministro, Antoni Martí, dice que se siente «como un convidado de piedra» ante el caso Pujol, que ha estallado en un momento delicado para el Principado. Los andorranos temen por el futuro. Están perdiendo muchos de sus privilegios. Tienen que acostumbrarse a vivir con impuestos (harán declaración de la renta por primera vez en 2015). Ya pagan, desde hace poco, IBI, recogida de basuras, impuesto de sociedades y una especie de IVA. No obstante, los tipos son más benignos que en la UE, a la que Andorra no pertenece. Por ejemplo, el IVA español medio es del 21 por ciento; el andorrano, del 4,5.

Los comerciantes han visto cómo sus ganancias se reducían porque las multinacionales de moda o electrónica ofertan precios similares en España, aunque en los productos con impuestos muy altos, como alcohol o tabaco, la diferencia se nota aún. Y en la avenida Meritxell, eje comercial de Andorra la Vella, es habitual que compartan escaparate móviles chinos, cámaras fotográficas, perfumes y cigarrillos. Por la calle abundan los turistas rusos y los fumadores empedernidos. Los residentes pasivos, una figura que concede fiscalidad blanda (el eufemismo tiene miga) a quien desembolse los 400.000 de inversión mínima que cuesta ser andorrano de adopción (comprando una casa, invirtiendo y pasando allí tres meses al año), también andan con la mosca tras la oreja después de escándalos como el de Montserrat Caballé (que ha pagado una multa a Hacienda de 300.000 euros).Pujol ha tensado aún más la cuerda, querellándose contra las entidades que vulneraron el sacrosanto secreto bancario.

Y la justicia andorrana, lejos de facilitarle las cosas a España, ya ha advertido a la Audiencia Nacional de que si quiere las cuentas del ex molt honorable deberá aportar indicios de que se cometieron delitos como prevaricación y cohecho, y no una bagatela como fraude fiscal. En plena tensión soberanista, el asunto todavía puede emponzoñarse. ¿Y si hubiera más personajes de la vida política catalana con cuentas en el Principado? Pero en última instancia, lo que está en juego va más allá de los juzgados. Ha llegado el momento de que los andorranos decidan, de una vez, si les conviene seguir siendo una excepción.

La frontera caliente

Andorra tiene tres puntos neurálgicos: la frontera con España, vigilada por la Guardia Civil y sus perros para detectar billetes, como Apolo (izquierda); las montañas (el esquí es el gran reclamo turístico); y el gran bazar que es la capital, donde está prohibido pedir limosna. De 77.000 habitantes, la mitad son extranjeros. Muchos figuran para eludir al Fisco en sus países. Los servicios públicos se financian con impuestos indirectos y tasas de aduana, aunque ya se abonan algunos impuestos directos. En 2015 se pagará IRPF.

Cuatro familias controlan los bancos

Morabanc andorraMorabanc. El quinto banco más solvente de Europa

Controlado por la familia Mora. Fusión de dos bancos fundados en los cincuenta: Banc Internacional d’Andorra y Banca Mora. Bonaventura Mora, el patriarca, abrió una oficina de cambio de moneda en la Guerra Civil. Su presidente es Francesc Mora Sagés.

Gestiona 6601 millones de euros. Es el quinto banco más solvente de Europa y el 27.º del mundo.En 2006, los fundadores adquirieron las acciones en manos del BBVA y se convirtió en un grupo cien por cien andorrano.En 2008 inició la expansión internacional con apertura de filiales en Zúrich y Miami. También ha abierto asesorías en Montevideo y Dubái.Patrocina al MoraBanc Andorra, en la Liga ACB de baloncesto.

--credit abdorraCrèdit andorrà. Dinero y cigarros

De la familia Ribas Reig, una estirpe que se fundó hace más de un siglo con el negocio del tabaco. Los puritos Reig son su producto más conocido.La barcelonesa Maria Reig, una habitual de la revista Forbes, ha transformado y diversificado el entramado de empresas familiares. Tiene intereses en el negocio inmobiliario, tabacalero y comercial (los almacenes Pyrénées, entre otros).

Ha apostado fuertemente por el lujo: Vasari (joyería), Azzaro (perfume), Diane von Furstenberg (moda), Coco Bis (ropa y calzado)…Impulsa el lobby Barcelona Global, con gran influencia en la política catalana.

Andbank.Andbank. Donde el abuelo Pujol colocó su herencia

Dominado por las familias Cerqueda y Ribas Reig, nace de la fusión en 2001 entre Banc Agrícol y Banca Reig. Presencia en España, Luxemburgo, Suiza, Mónaco, Bahamas, Miami, México, Panamá, Brasil y Uruguay. Se define como un «banco global de familias».

Ratio de liquidez del 67 por ciento.Afectado por el caso Pujol. El abuelo Florenci Pujol colocó allí el dinero de la polémica herencia. Los Ribas Reig controlan el Diari d’Andorra, el más importante del Principado.Los Cerqueda, amigos de los Pujol, le habrían pedido en 2010 al ex-president que regularizara o cancelara su cuenta. El presidente, Manel Cerqueda, tuvo problemas con cuentas secretas en 1989 y fue detenido.

BANCA PRIVADABanca privada d’Andorra. ¿Quién dio el chivatazo?

Controlado por Ramón e Higini Cierco, dueños de hoteles Plaza.Sedes en España y Luxemburgo, Suiza, Panamá y Uruguay. Gestiona 6400 millones de euros. Especializado en gestión de grandes fortunas. Los cuatro millones de euros que los Pujol Ferrusola presentaron este verano para su regularización fiscal estaban depositados aquí y procedían de Andbank.

Se sospecha que algún empleado díscolo de Andbank dio el chivatazo a las autoridades españolas.Ambas entidades se han enzarzado en varias guerras financieras. La más sonada, por el control de Inversis. Se arrebatan directivos.

Ramón Cierco es directivo del F. C. Barcelona.

http://www.finanzas.com

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