El exasesor financiero que estafó 94 millones de dólares a venezolanos y diócesis católicas se declara culpable en Miami

Andrew H. Jacobus se declaró culpable en Miami de un esquema Ponzi que estafó 94 millones de dólares a venezolanos y organizaciones católicas. Enfrenta más de 15 años de prisión tras admitir que falsificó estados de cuenta y desvió fondos durante dos décadas

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Foto Cortesía

El colapso económico de Venezuela empujó durante dos décadas a miles de ciudadanos a buscar refugio financiero en Estados Unidos. Y fue precisamente esa desesperación la que aprovechó Andrew H. Jacobus, un exasesor de inversiones de 64 años que acaba de declararse culpable de dirigir un esquema Ponzi de proporciones millonarias desde el sur de la Florida. Jacobus admitió haber defraudado 94 millones de dólares a decenas de venezolanos y a organizaciones religiosas católicas entre 2004 y 2024, prometiendo altos rendimientos mientras robaba sistemáticamente los fondos que le confiaban. Con información del Miami Herald.

Jacobus, quien vivía en un lujoso condominio en Coconut Grove, aceptó dos cargos de fraude electrónico y lavado de dinero ante un tribunal federal en Miami. Su sentencia se dictará a inicios de febrero y podría superar los 15 años de prisión. Tras su arresto en julio, fue liberado bajo fianza y actualmente reside en Fort Lauderdale, mientras enfrenta la obligación de reembolsar a las víctimas y colaborar con las autoridades para rastrear el dinero robado. Sin embargo, los registros judiciales no dejan claro cuántos activos tiene disponibles para resarcir el daño.

Inversionistas venezolanos, entre las principales víctimas de millonario fraude financiero en Miami

La operación de Jacobus se sustentaba en dos empresas con sede en Coral Gables: Finser International Corp. y Kronus Financial Corp.. A través de ellas prometía rendimientos anuales de entre 12% y 15% en supuestos certificados de depósito y otros instrumentos de renta fija. Lo que ofrecía como inversiones seguras eran, en realidad, la fachada de un fraude piramidal que funcionó hasta que varios inversionistas comenzaron a sospechar y acudieron a las autoridades en 2022, detonando la investigación criminal del IRS y una acusación de gran jurado este año.

Los documentos judiciales son claros: Jacobus usaba el dinero de nuevos inversionistas para pagar a antiguos clientes, mientras desviaba millones para enriquecerse. Emitía estados de cuenta ficticios que mostraban ganancias inexistentes y ocultaban que las cuentas reales tenían saldos drásticamente menores. En un caso descrito en la acusación, un venezolano transfirió un millón de dólares a Kronus en julio de 2020, creyendo que sería invertido. En realidad, Jacobus usó 120.000 dólares para seguir alimentando su estructura Ponzi.

Además del proceso penal, la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) demandó a Jacobus y sus empresas por el mismo patrón de fraude. Ya en 2020 la agencia había sancionado a Finser por cobrar honorarios abusivos, cuando administraban cerca de 79 millones de dólares en inversiones.

La lista de víctimas refleja el impacto devastador del esquema: empresarios, cirujanos plásticos, gerentes financieros, artistas y organizaciones religiosas. En el Tribunal de Miami-Dade se acumulan al menos cinco demandas civiles que describen cómo Jacobus retuvo fondos, mintió repetidamente sobre saldos y presuntamente borró evidencia para ocultar sus desfalcos.

Entre los denunciantes están Fermín Suárez, un empresario venezolano del sector de grúas; Tubalcaín Morales, inversionista radicado entre Venezuela y España; y Manuel Egea, cirujano plástico que perdió los ahorros de toda su vida —alrededor de 9,5 millones de dólares— en manos del falso asesor. Egea obtuvo una sentencia firme por 30 millones de dólares contra las entidades de Jacobus, pero la recuperación de los fondos sigue siendo incierta. En todos los casos, Jacobus realizó algunos pagos parciales antes de incumplir definitivamente.

La historia de Beatriz Alemán y su esposo, el escultor James Mathison, ilustra el modus operandi del estafador con especial crudeza. La pareja, que invirtió cerca de dos millones de dólares, comenzó a sospechar en 2023 cuando Jacobus evadió reiteradamente las solicitudes para transferir 200.000 dólares desde Interactive Brokers. Poco después descubrieron que las credenciales de acceso de Alemán habían sido reemplazadas por un correo electrónico de Jacobus y que la cuenta había sido vaciada, quedando con apenas 15.000 dólares. Los estados de cuenta que él les enviaba eran falsos.

En junio de 2023, Jacobus llegó incluso a escribirle una carta a Alemán confesando que tomó su dinero “para un pago urgente”, prometiendo devolverlo con un 15% de rentabilidad. Nunca cumplió.

Hoy, Jacobus enfrenta la caída definitiva de un esquema que se sostuvo durante veinte años alimentado por la crisis venezolana, la fe en el sistema financiero estadounidense y la aparente respetabilidad de un asesor que vivía rodeado de lujos mientras destruía —silenciosa y metódicamente— el patrimonio de familias enteras y hasta de una diócesis católica.

Su sentencia, prevista para febrero, marcará el cierre penal del caso. Pero para muchas víctimas, la verdadera batalla apenas comienza: la difícil recuperación de un dinero que, en su mayoría, parece haberse evaporado.

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