Venezuela atraviesa una metamorfosis económica sin precedentes. Con una inflación anualizada del 229% en mayo de 2025 y una pérdida casi total del valor del bolívar como unidad de cuenta, el país ha entrado de lleno en una dolarización digital no oficial. En este nuevo escenario, la stablecoin Tether (USDT) —popularmente conocida como el dólar Binance— se ha consolidado como el eje financiero de la economía venezolana. Con información de Observatorio Blockchain.
Comerciantes, trabajadores independientes y familias utilizan USDT para fijar precios, realizar pagos y ahorrar, ante la parálisis del sistema bancario tradicional y la escasez de efectivo en dólares. Su cotización en el mercado P2P determina de facto el tipo de cambio paralelo, reflejando la desconfianza generalizada hacia la banca local y el Banco Central de Venezuela (BCV).
La dolarización digital avanza
En un contexto de sanciones internacionales, hiperinflación y falta de liquidez, el bolívar soberano (VES) ha perdido su función básica como medio de intercambio y reserva de valor. Mientras la tasa oficial del BCV se mantiene artificialmente entre 151 y 199 VES por dólar, el mercado real cotiza el USDT entre 290 y 310 bolívares, generando un diferencial superior al 50%.
Esta brecha ha convertido al USDT en el verdadero referente del poder adquisitivo. Los precios en bolívares se ajustan diariamente según el dólar Binance, desplazando al tipo de cambio oficial y dejando en evidencia la pérdida de credibilidad del régimen monetario.
La tolerancia tácita del régimen de Nicolás Maduro al uso de criptomonedas ha permitido sostener un circuito económico paralelo que opera con independencia del sistema financiero estatal.
El dólar digital mueve 20% del PIB
Según datos de Chainalysis, el volumen total de transacciones on-chain de criptomonedas en Venezuela alcanzó los 44.600 millones de dólares entre julio de 2022 y junio de 2025, colocando al país cuarto en América Latina y decimoctavo en el mundo.
El fenómeno no se limita a las remesas: el 47% de las operaciones menores a 10.000 dólares en 2024 se realizaron mediante stablecoins, principalmente USDT. Este uso masivo en el comercio minorista y en las PYMES demuestra que el token de Tether se ha convertido en la moneda operativa de facto del país.
Solo en lo que va de 2025, las transacciones con USDT ya movilizan alrededor del 20% del PIB nacional, unos 22.000 millones de dólares, consolidando su papel como base del intercambio económico cotidiano.
Inflación en dólares y arbitraje cambiario
El fenómeno de la “inflación en dólares” ha comenzado a redefinir los precios. Ante la imposibilidad de reponer inventario a la tasa oficial del BCV, los comercios suben los precios en dólares para compensar la brecha con el mercado libre. Este arbitraje —entre el dólar oficial y el dólar USDT— ha generado un círculo inflacionario dentro de la propia dolarización.
El bolívar se ha devaluado un 69% en un año, y las proyecciones del Fondo Monetario Internacional anticipan una inflación que podría superar el 400% en 2025 y el 600% en 2026, mientras el PIB se mantiene estancado en niveles similares a los de 2004.
Una economía de supervivencia digital
Lo que comenzó como una solución temporal para esquivar la hiperinflación se ha transformado en un modelo de supervivencia económica. En un país sin crédito bancario, sin confianza institucional y con una moneda colapsada, USDT representa estabilidad, liquidez y anonimato.
El caso venezolano se ha convertido en un ejemplo paradigmático para los organismos internacionales, que observan cómo las stablecoins pueden sustituir a las monedas nacionales cuando las instituciones monetarias fracasan.
En Venezuela, el USDT no solo es una herramienta tecnológica, sino la columna vertebral de una dolarización de facto que avanza sin decreto ni control estatal, impulsada por la necesidad y sostenida por millones de usuarios que ya no creen en el bolívar.











