El lavado de dinero sigue siendo una de las herramientas más utilizadas por las redes criminales para insertar recursos ilícitos en la economía formal. Narcotráfico, fraude, corrupción y trata de personas son solo algunas de las actividades delictivas que generan ingresos millonarios que los delincuentes buscan ocultar a través de métodos cada vez más sofisticados. Con información de Infobae.
En este contexto, la Fiscalía General de la República (FGR) de México ha identificado cinco mecanismos recurrentes mediante los cuales estos actores criminales logran disfrazar el origen ilegal de los fondos, aprovechando vacíos normativos, estructuras legales y dinámicas del mercado que dificultan su detección.
El primer método consiste en el uso de jóvenes, incluso menores de edad, como intermediarios para realizar envíos de dinero al extranjero. La elección de estos perfiles obedece a una estrategia deliberada para pasar desapercibidos ante los controles financieros y las autoridades, dificultando el rastreo del origen real del dinero, muchas veces ligado al narcotráfico.
Otro esquema común es la utilización de empresas con operaciones internacionales. Estas compañías, reales o ficticias, simulan transacciones comerciales con el extranjero para justificar ingresos que, en realidad, provienen de delitos. Al integrarse a circuitos financieros globales, logran camuflar el capital sucio entre movimientos aparentemente legales.
La tercera modalidad detectada es la inversión en el sector inmobiliario. A través de la compra, venta o desarrollo de propiedades, el dinero ilícito se mezcla con flujos legales en un rubro tradicionalmente vulnerable a operaciones sospechosas. De esta forma, los responsables no solo ocultan el origen del capital, sino que también lo revalorizan y legitiman.
La FGR también advierte sobre el abuso de sindicatos como plataformas para el lavado de dinero. Algunas organizaciones gremiales han sido empleadas para simular actividades económicas inexistentes, desviando recursos ilegales bajo la apariencia de gestiones legítimas propias de su labor institucional.
Finalmente, una de las estrategias más eficaces y difíciles de rastrear es la creación de estructuras corporativas complejas. Al establecer redes de empresas relacionadas entre sí, los delincuentes efectúan múltiples transacciones internas que distorsionan el recorrido del dinero y hacen que este aparezca como fruto de actividades comerciales lícitas.
La identificación de estas cinco estrategias pone de manifiesto la necesidad urgente de fortalecer los mecanismos de fiscalización financiera, mejorar la cooperación entre agencias nacionales e internacionales, y reforzar la trazabilidad de operaciones sospechosas. El lavado de dinero no solo alimenta la impunidad de grandes redes criminales, sino que también representa una amenaza directa a la economía formal y al Estado de derecho en México.











