El Gran Bazar de Estambul, epicentro de una red de lavado que conecta a Venezuela, Rusia e Irán

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Foto Archivo

El histórico Gran Bazar de Estambul, uno de los mercados más antiguos y visitados del mundo, se ha convertido en el corazón de un esquema de lavado de dinero valuado en más de 250 millones de dólares, según una investigación publicada por The New York Post. Detrás de su apariencia turística y comercial, las autoridades turcas descubrieron 93 empresas fantasma utilizadas para mover fondos ilícitos vinculados al oro venezolano, sancionado por Estados Unidos, que termina alimentando las economías de países también castigados por sanciones internacionales, como Rusia e Irán.

Entre los detenidos figura el vicepresidente del propio Bazar, acusado de operar una red que refinaba oro procedente de Venezuela para luego comercializarlo como si fuera metal legal. Ese oro, adulterado o mezclado con material genuino, se reintroducía en los mercados internacionales, y parte de las ganancias eran utilizadas para financiar intercambios de petróleo y bienes con Moscú y Teherán.

La investigación revela que algunos talleres dentro del Gran Bazar eran capaces de fundir y reconfigurar el metal, alterando sus números de serie y sellos de origen para borrar cualquier rastro de su procedencia venezolana. Turquía, además, habría facilitado estas operaciones mediante leyes de amnistía para la declaración de bienes —como oro o efectivo— sin mayores controles, abriendo una puerta legal para blanquear capitales.

Expertos citados por el New York Post señalan que funcionarios de alto nivel en Turquía podrían estar implicados o beneficiarse del esquema, ya sea mediante sobornos o la extorsión de empresarios vinculados a las operaciones. De acuerdo con la investigación, el flujo de oro venezolano procesado en Turquía se ha convertido en una vía clave para mantener en marcha las economías sancionadas de Venezuela, Rusia e Irán, al permitirles sortear los bloqueos financieros impuestos por Occidente.

El caso evoca el escándalo protagonizado por el comerciante turco-iraní Reza Zarrab, quien fue arrestado en Estados Unidos por dirigir un sistema similar de intercambio de oro por petróleo. Su confesión expuso cómo bancos estatales turcos facilitaron el lavado de fondos a favor de Irán, un patrón que ahora parece repetirse, pero con nuevos actores y vínculos con el oro venezolano.

Las autoridades turcas mantienen abierta la investigación, que pone bajo la lupa al legendario mercado de Estambul y a un sistema financiero que, bajo apariencia de legalidad, estaría sosteniendo los flujos de dinero y recursos de tres regímenes sancionados.

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