El narco se infiltra en el mundo digital: influencers bajo la mira por lavado de dinero

El crimen organizado ha encontrado en los influencers una nueva vía para lavar dinero. A través de contratos ficticios, donaciones digitales y campañas infladas, los narcotraficantes aprovechan el algoritmo para blanquear fortunas y proyectar una imagen de éxito en redes sociales

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Foto/Archivo

El crimen organizado ha encontrado en las redes sociales y en la economía de los influencers un terreno fértil para lavar dinero y blanquear fortunas. Una investigación de El Universal revela cómo los narcotraficantes aprovechan el algoritmo para legitimar recursos ilícitos a través de campañas, patrocinios y contratos simulados con creadores de contenido.

En este nuevo esquema, las plataformas digitales se han convertido en una extensión del sistema financiero informal que usan los grupos criminales. El método es sofisticado: se pagan supuestas colaboraciones publicitarias o participaciones en eventos cuyos montos reales son inflados para encubrir dinero proveniente del narcotráfico. En algunos casos, se crean contratos ficticios por “servicios de marketing”, “consultorías” o “producción audiovisual” que sirven como fachada para transferir fondos sin levantar sospechas.

El fenómeno no se limita a una sola plataforma. Instagram, TikTok, YouTube y Twitch son espacios donde los flujos de dinero se mueven con escasa supervisión. A través de donaciones digitales, rifas, sorteos o propinas en transmisiones en vivo, los criminales logran mezclar capital ilícito con ingresos aparentemente legítimos. También recurren al uso de bots y cuentas falsas para inflar visualizaciones, interacciones o ventas, generando una ilusión de éxito digital que facilita justificar ganancias millonarias.

Expertos citados por El Universal advierten que las plataformas tecnológicas carecen de mecanismos efectivos para detectar estas operaciones encubiertas. Aunque empresas como Meta o YouTube aseguran aplicar políticas de integridad, el ritmo del crimen digital supera las capacidades de control y verificación. La falta de regulación específica sobre flujos monetarios digitales y el anonimato en los pagos con criptomonedas agravan el escenario.

El uso de influencers como vehículos de legitimación social representa una nueva dimensión del lavado de dinero: la estetización del crimen. Los narcotraficantes ya no solo buscan ocultar el origen de sus recursos, sino también proyectar una imagen de éxito, lujo y poder en el ecosistema digital. En muchos casos, los creadores involucrados —consciente o inconscientemente— se convierten en piezas clave de una narrativa que normaliza la ostentación y la impunidad.

La infiltración del crimen organizado en la economía de la influencia digital plantea un reto urgente para las autoridades financieras y tecnológicas. Las redes sociales, pensadas como herramientas de comunicación y entretenimiento, se han convertido en una de las vías más efectivas para lavar dinero en la era del algoritmo.

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