El Informe Mundial sobre las Drogas 2025 de la UNODC menciona a Venezuela únicamente en dos contextos: aparece listado como parte de los países de América del Sur, junto a Argentina, Colombia, Perú, Brasil y otros, y se reconoce a Carlos Javier Capote como punto focal nacional encargado de suministrar datos oficiales a la ONU. Fuera de estas referencias, el documento no desarrolla un análisis sustantivo sobre el papel de Venezuela en producción, tráfico o consumo de drogas. En otras palabras, el país figura solo como parte del marco comparativo, sin atribuirle un rol central en el mercado global de narcóticos.
Por su parte, el European Drug Report 2025, publicado por la Agencia de la Unión Europea sobre Drogas (EUDA), se concentra en la realidad europea: consumo interno, mercados ilícitos regionales y tendencias en países de la UE y asociados. En este extenso informe no aparece ninguna referencia a Venezuela, lo que confirma que el análisis está circunscrito estrictamente al contexto europeo y no contempla dinámicas latinoamericanas.
La ausencia de menciones sustantivas a Venezuela en estos dos informes contrasta con la narrativa política que, en distintos escenarios, ha vinculado al país con redes de narcotráfico internacional. Ni la UNODC ni la EUDA lo señalan como productor, ruta central de tráfico o foco de preocupación en sus balances de 2025. Esto refuerza la idea de que, al menos desde la perspectiva de los informes técnicos y oficiales de Naciones Unidas y de la Unión Europea, Venezuela no figura como un actor clave en el mercado global de drogas, quedando relegada a menciones marginales o administrativas.
