El nombre del Tren de Aragua, la organización criminal más temida de Venezuela, se ha expandido por todo el continente. Desde Colombia, Perú y Chile, hasta Estados Unidos, su presencia ha sido objeto de narrativas contradictorias: mientras el régimen de Nicolás Maduro asegura que la banda fue erradicada en el país, autoridades norteamericanas la han catalogado como organización terrorista, acusándola incluso de “invadir” su territorio bajo órdenes del mandatario venezolano.
Para esclarecer qué hay de cierto y qué de ficción, InSight Crime presentó un panel virtual encabezado por Jeremy McDermott, cofundador de la organización, junto a Mike LaSusa y “Alejandra”, alias de la directora del equipo en Venezuela. Los investigadores revelaron hallazgos obtenidos tras tres años de investigación en América Latina y el Caribe.
Entre la ficción y la realidad
McDermott expuso los dos extremos de la narrativa:
• Versión oficial venezolana: el Tren de Aragua ya no existe y es solo un recurso para demonizar al régimen.
• Visión estadounidense: el grupo es una amenaza terrorista transnacional, aliado del Cartel de los Soles y del propio Maduro para inundar a EE. UU. de cocaína.
Sin embargo, la investigación de InSight Crime concluye que ninguna de estas versiones refleja la realidad completa. El grupo no ha sido erradicado, pero tampoco funciona como un ejército bajo mando directo del régimen.
De Tocorón a la expansión continental
El Tren de Aragua nació en la prisión de Tocorón, en el estado Aragua, bajo el sistema del pranato. Desde allí extendió su control a otras regiones y, con el éxodo venezolano desde 2015, sus miembros acompañaron —y depredaron— a los migrantes en distintos países.
El golpe más duro fue en septiembre de 2023, cuando 11.000 efectivos tomaron Tocorón. Aunque la operación significó la pérdida de su principal base, los líderes ya habían escapado con dinero y armas. Tras ello, el grupo se refugió en Las Claritas, en el estado Bolívar, donde se vinculó con el negocio del oro ilegal.
Presencia regional
Según el informe, el Tren de Aragua se ha asentado en:
• Colombia: donde mantiene influencia en cárceles y rutas migratorias, aunque compite con un panorama criminal saturado.
• Perú: donde fue declarado enemigo público número uno por su violencia extrema, incluyendo descuartizamientos y videos de tortura como forma de intimidación.
• Chile: convertido en un “laboratorio” criminal, consolidó células que combinan desplazamientos forzados, explotación sexual y lavado de dinero con criptomonedas.
• Estados Unidos: la presencia detectada no responde a una estructura cohesionada, sino a individuos y pequeños grupos. InSight Crime advierte que no existe evidencia de que Maduro dirija a la banda ni de que opere como un bloque organizado en territorio estadounidense.
¿Marca o estructura criminal?
Con la caída de Tocorón y la captura de varios líderes en distintos países, la cohesión del Tren de Aragua se ha debilitado. Hoy, explican los expertos, el grupo funciona más como una marca criminal que diferentes facciones y hasta imitadores utilizan para ganar poder. Se identifican cuatro tipos: la vieja guardia ligada a Tocorón, franquicias que enviaban dinero a la prisión, grupos independientes que se distanciaron y bandas que simplemente copian el nombre.
Lo que viene
El futuro del Tren de Aragua depende de varios factores:
• La continuidad de la cooperación internacional en su persecución, que ya ha mostrado avances en Colombia, Perú y Chile.
• La posibilidad de que Maduro retome su protección en Las Claritas o, por el contrario, decida exhibir capturas como trofeos.
• El flujo migratorio venezolano, que podría seguir sirviendo de trampolín para sus operaciones.
• Y un punto clave: si logran insertarse de lleno en el narcotráfico transnacional, lo que podría disparar su poder y alcance.
“Más que un ejército criminal cohesionado, el Tren de Aragua es hoy un fenómeno fragmentado que sobrevive gracias a su marca y a la capacidad de adaptación de sus células”, concluyó McDermott.











