La familia Trump está construyendo un nuevo imperio financiero en el mundo de las criptomonedas, apoyándose no en gigantes como Goldman Sachs, sino en dos actores poco conocidos y con historiales cuestionables: Dominari Holdings y Yorkville Advisors. Uno opera desde la icónica Torre Trump en Manhattan; el otro, desde un modesto bungalow en New Jersey, ubicado entre un desguace y una funeraria. Dos mundos distintos unidos por un mismo objetivo: potenciar el negocio cripto del clan. Con información de U24.
Eric Trump y Donald Trump Jr. encontraron en estas firmas la velocidad y flexibilidad que la gran banca, según ellos, no les ofrecía. “Los chicos más pequeños son más rápidos, más ágiles y algunos se convirtieron en grandes amigos”, dijo Eric al Financial Times. Ese “capital de confianza” les abrió un camino que hoy mueve miles de millones.
Desde su pequeña oficina en Mountainside, Yorkville Advisors ayudó a Trump Media & Technology Group (TMTG) a levantar 2.500 millones de dólares para comprar bitcoin y acordó el lanzamiento de cinco ETFs con temática “America First”. En agosto, TMTG se asoció con Crypto.com y Yorkville para adquirir Cronos, una criptomoneda valorada en mil millones de dólares.
Pero Yorkville no llega limpia a esta historia. Fundada en 2001 por Mark Angelo, la firma arrastra un pasado polémico: la SEC la acusó de fraude en 2012, en un caso vinculado indirectamente al escándalo de Bernard Madoff. Aunque el expediente fue desestimado seis años después, su reputación quedó marcada. Para 2023 apenas gestionaba 323 millones de dólares. Hoy enfrenta una disputa con el IRS por casi 100 millones de dólares en impuestos retenidos. A pesar de ello, se convirtió en un aliado clave para la maquinaria cripto de los Trump.
El puente entre ambas partes fue Eric Swider, exmilitar que lideraba la SPAC que terminó fusionándose con TMTG en 2023. Ese vínculo abrió la puerta a una relación financiera que crece mientras los reguladores observan con lupa el ecosistema cripto estadounidense.
El segundo pilar del imperio es Dominari Holdings. Sus oficinas están apenas dos pisos por debajo de la Organización Trump en Manhattan. La empresa pasó en poco tiempo de 5 a 70 empleados. Sus figuras centrales, Kyle Wool y Anthony Hayes, conocieron a los hermanos Trump en eventos benéficos en clubes de golf de Long Island hace cuatro años. “Todo comenzó con la filantropía. No vamos a la Casa Blanca, somos emprendedores”, aseguró Hayes.
La relación se transformó rápidamente en negocio. Eric y Don Jr. poseen el 12% de Dominari, y en febrero se sumaron a su consejo asesor. El efecto fue inmediato: las acciones de la compañía se dispararon 580% en solo seis semanas tras anunciarse su incorporación.
Dominari también impulsó la salida a bolsa de American Bitcoin, su antigua filial, en tiempo récord. Eric Trump acumuló allí una participación superior a 300 millones de dólares. La firma, además, respalda inversiones estratégicas en xAI de Elon Musk, Anduril y Databricks, posicionándose como un nuevo jugador ambicioso en el ecosistema tecnológico estadounidense.
En una frase que resume la filosofía detrás de esta estructura paralela, Eric Trump lo dejó claro: “No tenés la misma sensación de bienestar en Goldman Sachs”. El mensaje es transparente: los bancos grandes hacen preguntas incómodas; los chicos ofrecen lo que la familia necesita sin demasiados cuestionamientos.
Lo que parece una red informal de amistades y acuerdos “ágiles” está dando forma al proyecto financiero más riesgoso —y más rentable— del clan Trump desde que dejaron la Casa Blanca. Un avance meteórico levantado sobre bancos boutique desconocidos, capital cripto volátil y aliados con historiales que no siempre superaron el escrutinio regulatorio.











