La Guardia Civil y la Policía Nacional españolas ejecutaron una de las operaciones más grandes de los últimos años contra el narcotráfico y el blanqueo de capitales. La investigación, desarrollada en seis fases durante más de dos años, terminó con 76 detenidos y la incautación de 1.5 millones de euros en efectivo, 2.500 kilos de hachís, 687 kilos de cocaína, armas y bienes de lujo.
La organización, con base en Mallorca y conexiones transnacionales, introducía droga en España a través de Ibiza para luego distribuirla por el archipiélago balear, enviar parte a la península y mover el resto hacia otros países europeos. Según la Policía Nacional, la estructura criminal operaba con logística propia y una red de colaboradores que coordinaban el transporte desde el Mediterráneo hasta puntos clave de recepción.
Para mover el hachís, utilizaban embarcaciones neumáticas de alta potencia que partían desde el norte de África. En el caso de la cocaína, la organización trasladaba la droga desde el Mediterráneo a Ibiza, y desde allí gestionaba el envío a otras ciudades y países. Una de las incautaciones más relevantes ocurrió el 9 de julio en el puerto de Valencia: 675 kilos de cocaína interceptados cuando estaban listos para ser reenviados a distintos destinos europeos.
Además de la droga y el dinero, los agentes decomisaron 16 armas —varias reales, con silenciadores y abundante munición— y desmantelaron cuatro cultivos de marihuana con más de 1.500 plantas. En los registros también aparecieron relojes, obras de arte y otros artículos de alto valor, un reflejo del nivel de vida de los miembros de la organización. “Iban armados y no se andaban con chiquitas”, señaló un portavoz de la Guardia Civil, dejando claro el nivel de violencia que manejaba el grupo.
La operación confirma un patrón cada vez más común en España: organizaciones criminales que mezclan narco y blanqueo como parte de la misma estructura operativa. Introducen droga, lavan ganancias y reinvierten en bienes de lujo o actividades legales para ocultar el origen del dinero. La combinación de tráfico internacional y lavado sofisticado convierte a estos grupos en una amenaza real para la seguridad y la economía.
La investigación continúa abierta para identificar a los mandos superiores que financiaban y dirigían el esquema desde fuera de España.











