Las estafas de phishing en el ecosistema cripto —ataques disfrazados de comunicaciones legítimas o páginas falsas diseñadas para robar fondos e información confidencial— provocaron pérdidas por más de 12 millones de dólares en agosto, un 72 % más que en julio, según datos de Scam Sniffer, servicio antifraudes especializado en Web3. El reporte señala que al menos 15.230 usuarios fueron víctimas de este tipo de engaños, lo que supone un incremento del 67 % respecto al mes anterior. El golpe más severo lo sufrió un usuario que perdió más de 3 millones de dólares en una sola operación fraudulenta. Con información de Cointelegraph.
Scam Sniffer también advirtió sobre un “abrupto aumento” de las estafas asociadas a EIP-7702, una propuesta de mejora de Ethereum que permite a cuentas de propiedad externa actuar como monederos de contratos inteligentes. Los ciberdelincuentes aprovecharon esta funcionalidad para ejecutar tres ataques que drenaron más de 5,6 millones de dólares en agosto.
En total, las pérdidas por estafas y exploits de ciberseguridad en el sector cripto superaron los 163 millones de dólares en agosto. Una cifra que confirma la persistencia de un riesgo que no distingue fronteras y que se ha convertido en un desafío estructural para la seguridad digital. El impacto de estas prácticas delictivas es aún mayor si se observa el panorama global: solo en el primer semestre de 2025, los hackeos y estafas cripto superaron los 3.100 millones de dólares.
Los estafadores suelen hacerse pasar por exchanges legítimos, clonando sus páginas web con URL casi idénticas o enviando mensajes falsos que aparentan provenir de agentes de soporte. Las técnicas abarcan desde correos electrónicos y mensajes de texto hasta incluso cartas físicas enviadas por correo postal, siempre con el mismo objetivo: obtener frases semilla y contraseñas de los usuarios para vaciar sus monederos digitales.
Entre las recomendaciones clave para los usuarios destacan verificar cuidadosamente las direcciones URL y marcar las páginas como favoritas para evitar accesos erróneos, leer con atención los mensajes para detectar errores gramaticales o palabras mal escritas comunes en las estafas, no descargar archivos adjuntos ni hacer clic en enlaces de fuentes desconocidas, nunca compartir frases semilla ni contraseñas, activar siempre la autenticación de dos factores y utilizar redes privadas virtuales (VPN) para ocultar direcciones IP y reforzar la seguridad en línea.
La expansión de estas estafas confirma que la educación digital y la prevención son las mejores defensas frente a un ecosistema donde los riesgos evolucionan tan rápido como las propias tecnologías.











