Una mafia disfrazada de sindicato controla el yacimiento de oro más grande de Venezuela

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CCD | El equipo periodístico de Efecto Cocuyo ha producido un extraordinario trabajo de investigación sobre sobre el Arco Minero del Orinoco, una de las grandes promesas de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

Es un reportaje multimedia investigado durante un año, que de la mano del consorcio de periodismo internacional, Proyecto de Reportajes sobre Crimen Organizado y Corrupción (OCCRP); demuestra cómo este plan de minería a gran escala, en vez de prosperidad, ha traído delitos, mientras que la deforestación y el uso del mercurio en la actividad minera se continúa desarrollando caóticamente, causando estragos ambientales.

El trabajo completo se presenta en el portal Arco Minero del Orinoco con alta calidad multimedia, y en un formato de 5 capítulos que narran la realidad de lo que allá se vive (y padece)

En esta oportunidad, les reproducimos el primer capítulo, elaborado por el periodista Edgar López.

Una mafia disfrazada de sindicato controla el yacimiento de oro más grande de Venezuela

Humberto Martes lleva oro hasta en los dientes. Siete gruesas cadenas guindadas en el cuello que terminan en medallas, seis con las letras iniciales de su nombre y la séptima con el rostro de Jesucristo en alto relieve. En la muñeca de su mano izquierda un reloj dorado y en la derecha una gruesa pulsera que se une con una cadena a un triple anillo. Prendas parecidas luce el menor de sus 24 hijos, de apenas 11 meses de edad.

Martes es una especie de representante político del pranato -nombre por el que se conoce a quienes dirigen las bandas criminales en Venezuela- que, bajo la figura de sindicato, se ha consolidado en Las Claritas, la población aledaña al yacimiento  de oro Las Brisas-Las Cristinas, el más grande de Venezuela.

Se presenta como benefactor de la comunidad: “Yo atiendo bien a todo el mundo y los ayudo en lo que pueda. Por ejemplo, aquí todos los jueves se hace una buena sopa de pescado y se le da a todo el que llega”, dice Martes a las puertas de su residencia.

Y también habla de alguna de las funciones que ejerce: “Aquí todo el mundo tiene que contribuir para que nosotros podamos mantener el orden. Como tú has visto, yo no paro”, comenta en relación con las rondas que hace por Las Claritas para recaudar “la vacuna” que deben pagar todos los comerciantes del pueblo, especialmente los que compran oro.

El pranato de Las Claritas impone sus propias reglas, actúa impunemente, administra las minas como si fueran de su propiedad y las autoridades civiles y militares no interfieren en el imperio que ejerce en la zona.

Precisamente en Las Brisas-Las Cristinas, donde se supone que yacen más de diez millones de onzas de oro y 1,5 millardos de libras de cobre, el gobierno pretende desarrollar el proyecto más ambicioso del Arco Minero del Orinoco, a través de la empresa mixta Siembra Minera. El pranato emerge como un enorme escollo.

El gobierno soslaya el poder acumulado por las mafias y promete que reinvertirá en programas sociales la renta obtenida por la explotación de minerales. Pero allí está alias Darwin o El Viejo, totalmente ajeno a decretos y resoluciones acordadas a mil kilómetros de distancia, en Caracas. Corpulento, El Viejo aparenta menos de 40 años de edad. Su base de operaciones está instalada en un sector denominado El Mecate, donde se le encuentra recostado en una motocicleta y rodeado de media docena de hombres con armas de fuego que lo protegen. Es una banda armada que deliberadamente aplica el terror. Uno de sus secuaces se encarga de cobrar peaje, entre 3.000 y 20.000 bolívares. Todo el que pasa por allí rumbo a las minas tiene que pagar. Es una de las modalidades de la “vacuna”, es decir pago de tributos, en dinero o especias, que todos los lugareños deben cancelar a las mafias a cambio de protección.

Lea más en: Arco Minero del Orinoco: crimen, corrupción y cianuro

Fuente: EfectoCocuyo vía La Patilla

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