PapelesPanamá: Piketty pide mano dura contra paraísos fiscales

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imagesEn un artículo de opinión publicado hoy en Le Monde, y difundido en The Guardian, el economista francés Thomas Piketty, especialista en desigualdad económica y distribución de la renta,  autor de El Capital del Siglo XXI,  asegura que el secreto bancario representa una gran amenaza para el frágil sistema global y que no se va a resolver el problema pidiendo cortésmente a los paraísos fiscales que detengan su mal comportamiento.

Aquí el artículo completo, (traducción libre CCD).

Actúen ya! No esperen a la próxima crisis

Thomas Piketty

La cuestión de los paraísos fiscales y la opacidad financiera ha sido noticia de primera plana desde hace años. Por desgracia, en este tema hay una gran brecha entre las declaraciones triunfantes de los gobiernos y la realidad de lo que realmente hacen.

En 2014, la investigación LuxLeaks reveló que las multinacionales prácticamente no pagan casi ningún impuesto en Europa, gracias a sus filiales en Luxemburgo. En 2016, los documentos de Panamá han demostrado el grado en que las élites financieras y políticas en el norte y el sur, ocultan sus activos. Podemos estar contentos de ver que los periodistas están haciendo su trabajo. El problema es que los gobiernos no están haciendo el suyo. La verdad es que casi nada se ha hecho desde la crisis de 2008. En cierto modo, las cosas incluso han empeorado.

Analizemos cada tema por separado:

La exacerbada competencia fiscal sobre la tributación de las ganancias de las grandes empresas ha alcanzado nuevos niveles en Europa. El Reino Unido va a reducir su tasa de 17%, algo inédito para un país importante, sin dejar de proteger las prácticas depredadoras de las Islas Vírgenes y otros centros costeros sometidos a la corona británica. Si no se hace nada, en última instancia, todos vamos a alinearnos en el 12% de Irlanda, o posiblemente el 0%, o incluso en las subvenciones a las inversiones, como ya suele ser el caso. Mientras tanto, en Estados Unidos, donde hay un impuesto federal a las ganancias, la tasa es del 35% (sin incluir los impuestos formuladas por los estados, que oscila entre 5% y 10%).

Es la fragmentación política de Europa y la falta de una autoridad pública fuerte lo que nos pone a merced de intereses privados.

La buena noticia es que hay una forma de salir del estancamiento político actual. Si cuatro países, Francia, Alemania, Italia y España, que en conjunto representan más del 75% del PIB y de la población en la zona Euro, proponen un nuevo tratado sobre la base de la democracia y la justicia fiscal, y adoptan una medida fuerte en torno al establecimiento de un común sistema de impuestos para las grandes corporaciones, entonces, los otros países se verían obligado a seguirlos. Si no lo hicieran, no estarían cumpliendo con la mejora de la transparencia que la opinión pública ha estado exigiendo durante años y estarían abiertos a sanciones.

Todavía hay una falta total de transparencia en cuanto a los activos privados depositados en paraísos fiscales se refiere. En muchas zonas del mundo, las más grandes fortunas han seguido creciendo desde 2008 mucho más rápidamente que el tamaño de la economía, en parte porque pagan menos impuestos que los demás. En Francia en 2013 un ministro  con calma explicó que no tenía una cuenta en Suiza, sin temor a que su ministerio pudiera encontrar información sobre él. Una vez más, le tocó a los periodistas a revelar la verdad.

La transmisión automática de información sobre los activos financieros, que es aceptada oficialmente en Suiza y todavía negada en Panamá, está destinada a tratar la cuestión en el futuro. El único inconveniente es que esto sólo comenzará a ser aplicado, con cierta cautela, a partir de 2018, con excepciones evidentes, por ejemplo, para las acciones en fideicomisos y fundaciones.

Todo esto se ha establecido sin contemplar la más mínima sanción para los países que incumplan. En otras palabras, seguimos viviendo bajo la ilusión de que el problema se resolverá de forma voluntaria, solicitando amablemente a los paraísos fiscales dejan de comportarse mal. Es urgente acelerar el proceso e imponer fuertes sanciones al comercio y las actividades financieras de los países que no cumplan con las normas estrictamente.

Que quede claro: sólo la continua aplicación de sanciones de este tipo frente al más mínimo incumplimiento (y seguro los habrá, incluso para nuestros queridos vecinos en Suiza y Luxemburgo), permitirá la credibilidad del nuevo sistema que se establecerá y pondrá fin a este clima de falta de transparencia y práctica generalizada protegido por la impunidad que ha prevalecido durante muchas décadas.

Al mismo tiempo, se debe establecer un registro unificado de valores financieros; esto implica colocar los Depositarios Centrales (Central Depositories) bajo control público (Clearstream y Eurostream en Europa, Depository Trust Corporation en los Estados Unidos) como Gabriel Zucman ha demostrado claramente. En apoyo de este enfoque, también podría establecerse una tasa de registro común para estos activos, y utilizar los ingresos para financiar una causa de bien público global (por ejemplo, el clima).

Todavía hay una cuestión pendiente: ¿por qué los gobiernos han hecho tan poco desde 2008 para combatir la opacidad financiera? La respuesta simple es que estaban bajo la ilusión de que no había necesidad de actuar. Sus bancos centrales habían impreso moneda suficiente para evitar el colapso total del sistema financiero, evitando así los errores posteriores a la crisis de 1929 que llevó al mundo al borde del colapso total. El resultado es que, efectivamente, se ha evitado una depresión generalizada, pero, al hacerlo, nos hemos abstenido de las reformas estructurales, reguladoras y fiscales necesarias.

Podríamos contentarnos  observando que el balance de los principales bancos centrales (que ha aumentado del 10% al 25% del PIB) sigue siendo bajo en comparación con los activos financieros totales que los actores públicos y privados tienen unos sobre otros, (aproximadamente 1,000% del PIB o incluso 2.000% en el Reino Unido) y que podría subir aún más en caso de necesidad.En realidad, esto revela principalmente la hipertrofia persistente de los balances del sector privado y la extrema fragilidad del sistema en su conjunto.

Es de esperar que el mundo aprenda de las lecciones de los Papeles de Panamá y, por fin, la opacidad financiera se combata sin esperar a una nueva crisis.

The Guardian

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